“Shhhh, no tengas miedo; no te
voy a hacer daño”, le susurró Riker. Ángela había volteado su cara hacia el
lado opuesto de donde se encontraba Riker, para no verlo y evitar que siguiera
acariciándola; pero él continuaba. Entonces le dijo:
—No
importa lo que suceda, recuerda que yo nunca voy a ir más allá de lo que tú
quieras. Si me quieres lejos de ti, lo entenderé; si quieres que no te insista,
lo entenderé; si quieres que vaya más despacio, lo entenderé. Solo dímelo—hizo
una pausa, durante la cual Ángela le lanzó una furtiva mirada; y luego volvió a
hablar Riker—En serio me gustas,
Ángela. Es algo que jamás he sentido con ninguna otra chica. Es como si…
—
¿Cómo
si estuviéramos predestinados a estar juntos? —completó Ángela.
—
¡Sí,
eso mismo!
Riker y Ángela se abrazaron,
éste sosteniendo la cabeza de Ángela y recostándola en su pecho, como un águila
guía. Acabado ese abrazo—o más bien, cuando Riker quiso que se acabara pero
Ángela no—, Riker le dijo al oído: “solo quiero que sepas que no quiero nada
malo de ti, solo tu corazón, un espacio en tu corazón—no es que quiera sacarte
el corazón y traficarlo… —. Pero, también necesitaba decirte que pienso que el
vientre de una mujer es lo más sagrado en este mundo, que te voy a respetar y a
amar, si me aceptas, claro…”
Riker continuó hablando y
diciendo palabras tan hermosas salidas solo de la boca de un poeta como él, y
Ángela lo escuchó con una sonrisa en sus labios, mirándolo a los ojos y
poniendo atención en cada gesto facial y corporal que hacia Riker. Cuando
terminó de hablar, Ángela dijo:
—Riker, son muy lindas tus
palabras. Y me gustaría estar contigo, pero creo que es demasiado pronto. Sin
embargo me agrada que seas sincero conmigo desde el principio y me digas lo que
sientes, porque así yo te puedo tomar en consideración. No me gusta darme
cuenta de estas cosas, estando obviando a esa persona durante mucho tiempo o
estando teniendo otros planes y no tomarlo en consideración para nada.
Riker asintió con la cabeza y
aceptó que Ángela lo rechazara con amor, con cariño y con respeto—los tres
ingredientes para salvar el mundo—, aparte de ética.
Ambos se despidieron y se fueron
por caminos diferentes; cada quien a su casa: Ángela hacia el surdeste del
punto donde se encontraban y Riker hacia suroeste de donde se encontraban.
* * *
Al día
siguiente (domingo en casa de Riker)
Riker despierta temprano, era
domingo, pero igualmente tenía cosas por hacer. Estaba en proceso una nueva
canción: ‘Smile’. Riker pensó en todas las cosas que siente cuando está con
Ángela, cuando ella dice su nombre, cuando le sonríe. Riker es un chico muy
cambiante. En un momento empezó a escribir Smile estando enamorado de otra
chica. Pero ahora—cree—está seguro que ésta es la chica a la cual debe
dedicarle esa canción. Riker se siente como su hermano Rocky cuando está con su
novia, Alexa.
Riker terminó de escribir la
letra de la canción. Tomó su guitarra y comenzó a tocar notas al azar. En
realidad ésa es la función de Ross, pero él quiso intentarlo por sí mismo.
Inmediatamente comenzó a sentir cuál era la nota con la que debía comenzar.
Tras varios intentos logró sacar una melodía dulce, llena de inspiración, de
alegría, amor y de todos los sentimientos que Riker acostumbra a transmitir en
sus canciones.
Al rato aparece Rydel pidiéndole
a Riker que haga un poco de silencio para ella poder. Entonces notó que él
estaba perdido en una melodía que salía de su guitarra. Entonces ella decidió
perderse también en la melodía que Riker estaba componiendo. Trajo su teclado
es intentó seguirle el ritmo y elaborar una melodía para teclado que vaya con
la melodía de guitarra. Rydel logró encontrar la melodía perfecta y siguió a
Riker.
Entonces apareció Ross y Riker
se percató de su presencia. Rydel le
dijo: “Call Ratliff; this is good”. Ross
desapareció, regresando en seguida con Ratliff. Después de dos minutos la habitación
de Riker ya parecía muy pequeña.
Con Ratliff—ya que su
instrumento es el menos práctico para transportar—movieron todos los
instrumentos hasta el garaje y comenzaron a ensayar de forma muy formal, como
debe ser.
Luego de tres horas se acordaron
de que debían desayunar antes de comenzar a trabajar. Pero como a Riker le
había llegado la inspiración antes que el hambre, todos siguieron su ejemplo
como buenas ovejitas.
Ese día,
la banda, como una agrupación musical, terminó esa canción y hasta la
escribieron en partituras por el temor que tenía Riker a que se le olvidara la
melodía. Entonces pudieron desayunar, o más bien, dealmorzar. Luego fueron a
dar un paseo por L.A., ya que no siempre se tiene tiempo para pasear y
relajarse un poco, porque vivir en la ciudad es muy estresante, y especialmente
la ciudad de Los Ángelas, donde se mueve mucho dinero; tanto de la industria
portuaria como del narcotráfico y de Hollywood: entre ello, todos los estudios
de Disney de las demás compañías del séptimo arte.
(al día
siguiente)
Ángela estaba saliendo de uno de
los laboratorios, después de haber hecho un ejercicio teórico-práctico sobre
identificación de las cortezas cerebrales. Jason (el chico mencionado en el
capítulo 1) iba saliendo del baño de hombres, el cual era la puerta contigua.
Ángela iba descuidada, cargando sus libros que casi no le dejaban ver, y además
venía pensando en lo mucho que odiaba a su profesor. Por todo lo que decía él
de su país en sus clases, se había ganado el título de “Cabecera de la lista
negra”, dentro de la mente de Ángela.
Jason iba pensando en una nueva
táctica para anotar en el Football. Ambos iban distraídos e igualmente se
chocaron. Los libros de Ángela quedaron esparcidos por todo el pasillo, al
igual que los pensamientos de Jason. Éste se disculpó, en español, le recogió
los libros a Ángela y se fue. Pero a Ángela no le bastó la disculpa. A parte de
todo eso, Ángela tuvo la extraña sensación de que una especial hormona
masculina se había liberado en ese pasillo…
Ángela decidió pasar todo esto
por alto, con el so pretexto de que probablemente se estaba volviendo loca y si
hacía más énfasis en ello podría adelantar el proceso de enloquecimiento. Y
sería catastrófico que una neuróloga recién graduada ya esté loca de remate.
Por eso Ángela prefirió mantener su salud mental e ir a llenar su cerebro de
azúcar.
Entonces sucedió otro encuentro
extraño con Jason en la cafetería. Todo sucedió de la siguiente manera: Ángela
almorzaba con Olivia y otras personas. Entonces Jason se aproximó a su mesa con
el propósito de sentarse junto a Ángela. Pero otro chico se adelantó. Mientras
Jason pasaba su mirada del delicado cuerpo de Ángela, y la miraba con ternura,
a la nuca del otro chico, y lo miraba con odio.
Jason, por estar celoso del
lugar en donde estaba el otro, no vio hacia al frente, por donde venía otro
chico, de los “raca-taca”. Éste otro chico también venía distraído, pero, a
diferencia de Jason, él sí tenía derecho a estar distraído porque era el chico
más popular del Instituto. Su comida se esparramó sobre la ropa de este chico y
de su séquito. Entonces se formó una pelea con puños y con comida.
Ángela y Olivia se escabulleron
antes de que algo peor sucediera y a ellas les echaran la culpa. En una ocasión
anterior ya había estado en problemas, Ángela, precisamente por guerras de
comida. También Olivia había estado castigada antes por asuntos menores. Por
eso, ambas decidieron escaparse de los problemas antes de que las embarraran a
ellas también, e irse a la biblioteca a estudiar; así nadie tendría una, aunque sea mínima, razón para acusarlas, porque,
en lugar de estar en la guerra de comida estaban haciendo algo productivo:
estaban estudiando.
Ángela y Olivia tenían exámenes
más o menos complicados. Olivia estudia nutrición y es una de los siete
estudiantes de su clase de nutrición.
Después de haber hecho todos los
exámenes de ese día y todas las actividades que tenía programado para ese día,
Ángela se iba a ir para comenzar su turno en el bar/restaurante donde trabaja.
Mientras tanto, Olivia se iba a quedar en el Instituto porque tenía cosas que
hacer. Pero mientras ella se iba, la presidenta estudiantil de la Facultad de
Medicina corrió hacia ella y le impidió el paso.
—Emma, ¿me dejas pasar? —le preguntó
Ángela a la presidenta estudiantil.
—No, no me comprendes. Necesito
que hablemos.
Emma se llevó a Ángela a la
cafetería y, más específicamente, la llevó a la zona VIP, a donde sólo los
populares, los presidentes y los cuadros de Honor se sientan. Ahí se sentaron
la dos y ella le dio unos papeles sin decirle que eran.