sábado, 11 de junio de 2016

Capítulo décimo cuarto:

“Shhhh, no tengas miedo; no te voy a hacer daño”, le susurró Riker. Ángela había volteado su cara hacia el lado opuesto de donde se encontraba Riker, para no verlo y evitar que siguiera acariciándola; pero él continuaba. Entonces le dijo:

No importa lo que suceda, recuerda que yo nunca voy a ir más allá de lo que tú quieras. Si me quieres lejos de ti, lo entenderé; si quieres que no te insista, lo entenderé; si quieres que vaya más despacio, lo entenderé. Solo dímelo—hizo una pausa, durante la cual Ángela le lanzó una furtiva mirada; y luego volvió a hablar RikerEn serio me gustas, Ángela. Es algo que jamás he sentido con ninguna otra chica. Es como si…

¿Cómo si estuviéramos predestinados a estar juntos?completó Ángela.
¡Sí, eso mismo!

Riker y Ángela se abrazaron, éste sosteniendo la cabeza de Ángela y recostándola en su pecho, como un águila guía. Acabado ese abrazo—o más bien, cuando Riker quiso que se acabara pero Ángela no—, Riker le dijo al oído: “solo quiero que sepas que no quiero nada malo de ti, solo tu corazón, un espacio en tu corazón—no es que quiera sacarte el corazón y traficarlo… —. Pero, también necesitaba decirte que pienso que el vientre de una mujer es lo más sagrado en este mundo, que te voy a respetar y a amar, si me aceptas, claro…”

Riker continuó hablando y diciendo palabras tan hermosas salidas solo de la boca de un poeta como él, y Ángela lo escuchó con una sonrisa en sus labios, mirándolo a los ojos y poniendo atención en cada gesto facial y corporal que hacia Riker. Cuando terminó de hablar, Ángela dijo:

—Riker, son muy lindas tus palabras. Y me gustaría estar contigo, pero creo que es demasiado pronto. Sin embargo me agrada que seas sincero conmigo desde el principio y me digas lo que sientes, porque así yo te puedo tomar en consideración. No me gusta darme cuenta de estas cosas, estando obviando a esa persona durante mucho tiempo o estando teniendo otros planes y no tomarlo en consideración para nada.

Riker asintió con la cabeza y aceptó que Ángela lo rechazara con amor, con cariño y con respeto—los tres ingredientes para salvar el mundo—, aparte de ética.
Ambos se despidieron y se fueron por caminos diferentes; cada quien a su casa: Ángela hacia el surdeste del punto donde se encontraban y Riker hacia suroeste de donde se encontraban.

                         *          *           *

Al día siguiente (domingo en casa de Riker)

Riker despierta temprano, era domingo, pero igualmente tenía cosas por hacer. Estaba en proceso una nueva canción: ‘Smile’. Riker pensó en todas las cosas que siente cuando está con Ángela, cuando ella dice su nombre, cuando le sonríe. Riker es un chico muy cambiante. En un momento empezó a escribir Smile estando enamorado de otra chica. Pero ahora—cree—está seguro que ésta es la chica a la cual debe dedicarle esa canción. Riker se siente como su hermano Rocky cuando está con su novia, Alexa.

Riker terminó de escribir la letra de la canción. Tomó su guitarra y comenzó a tocar notas al azar. En realidad ésa es la función de Ross, pero él quiso intentarlo por sí mismo. Inmediatamente comenzó a sentir cuál era la nota con la que debía comenzar. Tras varios intentos logró sacar una melodía dulce, llena de inspiración, de alegría, amor y de todos los sentimientos que Riker acostumbra a transmitir en sus canciones.

Al rato aparece Rydel pidiéndole a Riker que haga un poco de silencio para ella poder. Entonces notó que él estaba perdido en una melodía que salía de su guitarra. Entonces ella decidió perderse también en la melodía que Riker estaba componiendo. Trajo su teclado es intentó seguirle el ritmo y elaborar una melodía para teclado que vaya con la melodía de guitarra. Rydel logró encontrar la melodía perfecta y siguió a Riker.

Entonces apareció Ross y Riker se percató de su presencia. Rydel le dijo: “Call Ratliff; this is good”. Ross desapareció, regresando en seguida con Ratliff. Después de dos minutos la habitación de Riker ya parecía muy pequeña.

Con Ratliff—ya que su instrumento es el menos práctico para transportar—movieron todos los instrumentos hasta el garaje y comenzaron a ensayar de forma muy formal, como debe ser.

Luego de tres horas se acordaron de que debían desayunar antes de comenzar a trabajar. Pero como a Riker le había llegado la inspiración antes que el hambre, todos siguieron su ejemplo como buenas ovejitas.

Ese día, la banda, como una agrupación musical, terminó esa canción y hasta la escribieron en partituras por el temor que tenía Riker a que se le olvidara la melodía. Entonces pudieron desayunar, o más bien, dealmorzar. Luego fueron a dar un paseo por L.A., ya que no siempre se tiene tiempo para pasear y relajarse un poco, porque vivir en la ciudad es muy estresante, y especialmente la ciudad de Los Ángelas, donde se mueve mucho dinero; tanto de la industria portuaria como del narcotráfico y de Hollywood: entre ello, todos los estudios de Disney de las demás compañías del séptimo arte.


(al día siguiente)

Ángela estaba saliendo de uno de los laboratorios, después de haber hecho un ejercicio teórico-práctico sobre identificación de las cortezas cerebrales. Jason (el chico mencionado en el capítulo 1) iba saliendo del baño de hombres, el cual era la puerta contigua. Ángela iba descuidada, cargando sus libros que casi no le dejaban ver, y además venía pensando en lo mucho que odiaba a su profesor. Por todo lo que decía él de su país en sus clases, se había ganado el título de “Cabecera de la lista negra”, dentro de la mente de Ángela.

Jason iba pensando en una nueva táctica para anotar en el Football. Ambos iban distraídos e igualmente se chocaron. Los libros de Ángela quedaron esparcidos por todo el pasillo, al igual que los pensamientos de Jason. Éste se disculpó, en español, le recogió los libros a Ángela y se fue. Pero a Ángela no le bastó la disculpa. A parte de todo eso, Ángela tuvo la extraña sensación de que una especial hormona masculina se había liberado en ese pasillo…

Ángela decidió pasar todo esto por alto, con el so pretexto de que probablemente se estaba volviendo loca y si hacía más énfasis en ello podría adelantar el proceso de enloquecimiento. Y sería catastrófico que una neuróloga recién graduada ya esté loca de remate. Por eso Ángela prefirió mantener su salud mental e ir a llenar su cerebro de azúcar.

Entonces sucedió otro encuentro extraño con Jason en la cafetería. Todo sucedió de la siguiente manera: Ángela almorzaba con Olivia y otras personas. Entonces Jason se aproximó a su mesa con el propósito de sentarse junto a Ángela. Pero otro chico se adelantó. Mientras Jason pasaba su mirada del delicado cuerpo de Ángela, y la miraba con ternura, a la nuca del otro chico, y lo miraba con odio.

Jason, por estar celoso del lugar en donde estaba el otro, no vio hacia al frente, por donde venía otro chico, de los “raca-taca”. Éste otro chico también venía distraído, pero, a diferencia de Jason, él sí tenía derecho a estar distraído porque era el chico más popular del Instituto. Su comida se esparramó sobre la ropa de este chico y de su séquito. Entonces se formó una pelea con puños y con comida.

Ángela y Olivia se escabulleron antes de que algo peor sucediera y a ellas les echaran la culpa. En una ocasión anterior ya había estado en problemas, Ángela, precisamente por guerras de comida. También Olivia había estado castigada antes por asuntos menores. Por eso, ambas decidieron escaparse de los problemas antes de que las embarraran a ellas también, e irse a la biblioteca a estudiar; así nadie tendría una, aunque sea mínima, razón para acusarlas, porque, en lugar de estar en la guerra de comida estaban haciendo algo productivo: estaban estudiando.

Ángela y Olivia tenían exámenes más o menos complicados. Olivia estudia nutrición y es una de los siete estudiantes de su clase de nutrición.

Después de haber hecho todos los exámenes de ese día y todas las actividades que tenía programado para ese día, Ángela se iba a ir para comenzar su turno en el bar/restaurante donde trabaja. Mientras tanto, Olivia se iba a quedar en el Instituto porque tenía cosas que hacer. Pero mientras ella se iba, la presidenta estudiantil de la Facultad de Medicina corrió hacia ella y le impidió el paso.

—Emma, ¿me dejas pasar? —le preguntó Ángela a la presidenta estudiantil.
—No, no me comprendes. Necesito que hablemos.


Emma se llevó a Ángela a la cafetería y, más específicamente, la llevó a la zona VIP, a donde sólo los populares, los presidentes y los cuadros de Honor se sientan. Ahí se sentaron la dos y ella le dio unos papeles sin decirle que eran.


Capítulo décimo tercero:


Riker, do you think I’m gorgeous?
—Gorgeous?

Ángela arqueó una ceja ante el tono de voz de Riker. Quería saber cuál era el punto de quiebre de Riker y cuánto puede aguantar la presión y la tensión sin mostrar sus cartas. Sin embargo Riker fue más duro que una roca. De forma muy rígida dijo:

—Yes…—dijo de forma muy vaga—likely.

Ángela se enojó y lo demostró con su cara que publicó durante un segundo. Luego de este tiempo reprimió su expresión y simplemente se levantó de la mesa, sin pedir permiso, y se acercó a la barra. Ahí estaba Pablo observando todo con cara de Robot. Ángela intentó humanizarlo pero no pudo, entonces le preguntó muy suavemente al oído:

¿Aún te quedan vasos por romper?

Las facciones faciales de Pablo cambiaron por completo, giró su cabeza 70 grados y miró fijamente a Ángela hasta casi llegar a su punto de quiebre. Ángela creyó que ya no podría mantener la cara seria. Entonces Pablo sonrió humanamente y le indicó a Ángela que entrara a su área de trabajo. Ángela entró.

Un cliente llegó a la barra y pidió un jugo de naranja. Pablo respondió muy groseramente, pero Ángela le reprochó y hasta le sirvió al cliente por él. Con esta acción inició una maravillosa amistada entre Ángela y Pablo.


Pablo se llevó a Ángela a la bodega donde se guardaban los platos, vasos, vajillas y tazas. Le mostró la taza madre para lanzar a alguien. Ángela observó la taza y vio que era demasiado pesada e incómoda para lanzársela a Riker. Al conocer de las verdaderas intenciones que tenía Ángela para la taza madre, Pablo prefirió decirle:

Si quieres vengarte de Riker, debes hacerlo cuando no hayan testigos que te puedan acusar. Recuerda que si causas algún altercado público, el otro rubio te despide.

Sí, ya lo sé… ¿Entonces me vas a ayudar?

Mónica irrumpió en la bodega secreta de Pablo y dijo: “¡Angie!, Riker te requiere con urgencia”.

Ángela salió de la Bodega Secreta de Pablo y fue al encuentro de Riker. Cualquier problema que tuviera Riker, ella podría manejarlo; así le dijo a Pablo para que le dejara ir sola.

Riker estaba dentro de la cocina, hablando con la cocinera. Estaba recostado de la estufa, tratando de mantener la calma, pero en realidad estaba más blanco que una hoja de papel. Cuando Ángela entró en la cocina—y se preparó para poner su pose de “¿y bien? ¿Cuál es el problema?”Lo primero que hizo Riker fue darle un fortísimo abrazo hasta casi no dejarla respirar. Además le dijo al oído: “Lamento haberte ofendido con mi tan grosera contestación”.

Riker soltó a Ángela y la dejó respirar y hablar. Viendo que ella solo quería evadirlo, la tomó por la quijada, la obligó a mirarlo a los ojos y le dijo: “¿Me perdonas?”

Ángela se liberó del agarre de Riker, caminó hacia el almacén de arroz y le pidió a Mirta, la cocinera, que los dejara solos unos momentos. La respuesta de Mirta fue la siguiente: “Sí, claro. Sólo no dejes quemar nada dentro de esta habitación”. Mirta dejó sus utensilios y se tomó un descanso.

Ángela miró a Riker a los ojos, fijamente y comenzó a caminar dibujando un círculo a su derredor. Riker se asustó y le preguntó varias veces “What are you doing?” Sin embargo Ángela no se dignó a decir ni una sola palabra más, ni en inglés ni en español.

Continuó con su danza hasta que Riker, exasperado, estuvo a punto de llamar a la señora que estaba en la concina antes de que llegara Ángela. Pero Ángela lo tomó del cuello de la camisa que vestía y lo miró sensualmente mientras le preguntó: ¿A dónde crees que vas, cariño? Los ojos de Riker se enfocaron en sus labios carnosos; los pasaba de sus labios a sus ojos, y en esos microsegundos en que sus ojos estuvieron sobre los de Ángela, ella pudo notar que él quería besarla, ansiaba tocar sus labios…

Ángela lo esquivó totalmente, caminando muy sexymente y exagerando un poco en el movimiento de sus caderas. Ya sabía lo que quería saber: Riker estaba perdidamente enamorado de ella y sí tenía una y mil oportunidades con él.
Ángela se sentó sobre una mesa de amasar—que luego tendría que lavar—y Riker la siguió como un perro sigue a su hembra cuando está ovulando. Riker apoyó sus manos a ambos lados de Ángela. Abrió la boca para decir algo pero no se le ocurrió nada para decirle a Ángela que viniera al caso. Entonces ella le dijo, mientras se limpiaba las uñas tratando de disminuir el interés verdadero que el comentario que iba a decir tenía por defecto:

—You know, Riker: My brother just licensed me to have a boyfriend.
—You need his permission for having a boyfriend?! —Dijo Riker casi riéndose.
—Yes, because he’s my older brother. He’s five years older than me.
—Oh!... so he rules you.

—Yeap, something like that. Es que, en realidad nosotros teníamos una extraña competencia, basada en que yo quería ser tía antes que madre y el aceptó lo contrario, ser tío antes que padre. Pero esta mañana me texteó y me dijo que renunciaba a la competencia porque era muy estúpida—Riker rio—Y porque se ha enamorado—Ángela hizo una pausa y notó que el arroz estaba a llama alta y se estaba quemando.

También recordó que Mirta le había pedido que no dejara quemar nada. De una vez se bajó de donde estaba sentada—la mesa de amasar—y quedó demasiado cerca de Riker, porque él no quiso hacerse a un lado. Riker tomó su cabeza y casi la besa, estuvo predispuesto para besarla, y ella también; también quería que sucediera. Pero el olor del arroz quemándose y el solo escarmiento de que la podían despedir, Ángela casi tira a Riker al suelo porque no había otra forma de apartarlo de su camino.

Ángela corrió a bajar la llama del arroz, lo volteó y le echó aceite para opacar el sabor a quemado. Luego picó los vegetales y los refrió para hacer otra clase de arroz. En fin, hizo el trabajo de cocinera por diez minutos mientras Riker la observaba pensativamente. Mirta entró luego de que Ángela terminara la faceta de “cocina en diez segundos”. Tan solo entró en la cocina, sin decir nada y se puso a cocinar. Riker y Ángela se quedaron observando a Mirta y su respuesta, más grosera que la de Riker, fue algo parecido a esto:

— ¿Y ustedes qué mirar? ¿Ya hicieron lo que tenían que hacer?—Ángela asintió con extrañezaTú—señalando a Ángela—mejor limpia esa mesa donde te sentaste. Y tú—señalando a Riker—Sal de mi cocina.

Riker no logró comprender lo que Mirta le estaba diciendo, pues apenas había terminado la primera clase de español y yo entendía lo que ella le decía; hasta que sacó la escoba y le dio tres nalgadas hasta que se fue de su cocina.
La escena fue muy cómica desde el punto de vista de Ángela, pero por poco casi le dan unas nalgadas a ella también. Ángela tomó un trapo y limpió la mesa de amasar.

Después de terminar las tareas que Mirta, la cocinera le asignó, Ángela salió por fin del restaurante y quiso dirigirse a su casa. Pero estaba desorientada, ni siquiera sabía dónde estaba Olivia.

Riker apareció justo detrás de ella como un verdadero zorro. La invitó a caminar por la acera junto a él, mientras conversaban. Pero lo más extraño y tácito de esta conversación era que los dos sabían cuál era el objetivo específico de todas esas palabras, pero se las dijeron el uno al otro por miedo a estar equivocados y que el otro pensara mal o se sintiera incómodo. Por esta razón, Riker comenzó:
¿Quién era aquella señora que estaba en la cocina antes de que llegaras; la que me dio tres nalgadas con la escoba?

MHhh, supongo que la cocinera, puesto que estaba en la cocina.
Y luego de largo rato de conversación sobe los diferentes empleados, Pablo y el jefe, Riker volvió al mismo tema que había dejado atrás: la pregunta que iba a hacerle a Ángela pero se acobardó, está vez lo intentó con más valentía que la última.

— ¿Oye, respecto a lo que pasó cuando te bajaste de la mesa y fuiste a encargarte de las labores de cocinera…?Ángela clavó su vista en él y le dejó que continuara hablando; aunque sea torpe su forma de expresarse en ese sentido.Quería decirte algo, y necesito que te detengas y me escuches atentamente.

Riker ya se había detenido y sólo estaba esperando que ella lo hiciera y se quedara a la misma altura que él. Cuando ya estuvieron mirándose de frente uno al otro, Riker comenzó a acariciar su cabello. Ángela se estremeció, se asustó al sentir las manos de Riker tocar su cabello, y pasar de él a sus mejillas.

“Shhhh, no tengas miedo; no te voy a hacer daño”, le susurró Riker.




Capítulo duodécimo:


La clase, al terminar, fue agotadora para algunos, para otros, interesante; para otro grupo fue intrigante, especialmente para Rydel. Sin embrago para Ángela fue una combinación de las tres cosas.

Rápidamente la habitación se vació y sólo estuvo Ángela dentro. Entonces ella, cuando estaba distraída leyendo un mensaje que le había llegado, sintió una presencia sobrenatural, pero sus pensamientos no fueron volando porque en seguido corroboró que era solo Riker que estaba interfiriendo con la corriente de aire que entra por el corredor. Ángela no prestó atención y Riker continuó ahí, parado. Llegó el momento en que Ángela por fin se dispuso a irse abajo o a su casa; aún no lo tenía seguro pues no tenía planes, y Riker seguía ahí. El susto fue tan grande que casi se le cae el celular, pero Riker se lo apañó.

—oh, sorry! I didn’t want to scare you.
—It’s okay, Riker. Was my fault, I didn’t see you.
—Do you have plans for today? —Ángela lo miró raro y él se disculpó diciendo—: Oh, I’m sorry. I know you’re my teacher and all that… and relationships are not goods in these cases and… I watch that movie!
—I did, too. But it’s not that. I just… was surprised because you’re inviting me, and you are… YOU!

—Mhhm, that’s really natural—Ángela se rio—. Why you’re laughing?
—That’s really natural, Riker, that’s really natural!! Riker. ¡Éxito!—Ángela continuó riéndose.

Ángela cruzó la puerta y dejó a Riker riéndose de sí mismo y de ella, pero olvidó que Riker tenía su teléfono y entonces volvió por él y lo vio con su teléfono en la mano, de forma victoriosa. Ángela tomó su teléfono de manos de Riker y, como éste se negó a dárselo, sino que la obligó a caminar junto a él agarrada de su mano porque Riker no quería soltar su teléfono, Ángela simplemente hizo lo que a Riker le complacía y no protestó en lo más mínimo. Entonces Riker aprovechó para hacer la pregunta más esencial en su vida: “¿Crees que mi pronunciación en español es buena? ¿Qué tan buena es? ¿Es mejor que las de Rydel y Ratliff respectivamente?” Ángela comenzó a reírse de él porque inevitablemente le recordaba a ella misma en el colegio cuando le preguntaba a los mejores de la clase de inglés si su pronunciación era buena. Le contó esto a Riker y ambos rieron por un momento y luego volvieron a estar serios.

Si está Riker Lynch cerca, la seriedad es casi nula, a menos que, obviamente él sea la causa de la seriedad; entonces sí todos están obligados a estar serios, de lo contrario, ¡a reírse cuanto dé la regalada gana!

 Entonces Riker le preguntó a Ángela sobre su canción favorita de R5, y la respuesta fue la siguiente: “Mhhmm, ¿debo escoger solo una?” “Sí, solo una”, respondió Riker. “¿No me matarás por escoger una que no te guste o por estar en desacuerdo contigo?” “Este es un país libre y yo promuevo esa seguridad”, Riker volvió a intentar incrementar la confianza de Ángela. “¿Estás seguro? ¿No me vas a violar por pensar en tu contra?”, preguntó Ángela con cara de Riley de Girl Meets World’. “No, claro que no. Soy un músico, tengo otras formas de descargar mis deseos sexuales”. “¿Cómo?”, preguntó Ángela en forma de interesada, mientras se encontraba en una posición sexy recostada contra la pared y con el pelo tapándole la mitad de cara.

Riker se sonrojó y dijo: “¡No te voy a decir cómo! Son mis métodos. ¡Son privados!” Ángela se rio de ello y bajó la cabeza unos segundos. Entonces Riker volvió a hablar: “Pero no es nada anormal como masturbarme o algo así…”Ángela comienza a reírse de nuevo. “¿Y ahora de qué te ríes?”, preguntó Riker. “Es que me han llegado muchos recuerdos de la primaria”. “¿Sobre masturbación?”, interrumpió Riker. “Sí…Riker empalideció—Fue en mientras estábamos dando los módulos de educación sexual para poder entrar a la secundaria: la profesora estaba dictándonos un cuestionario y preguntó: ¿qué es masturbación? Y un niño se quejó, de forma burlesca, que nosotros estábamos muy pequeños como para saber qué es masturbación…” “¿Y eso es lo gracioso?” “Es que tienes que oír cómo ese chiquillo hablaba”.

“Entonces… Ángela quiso incitarlo a seguir contándole de su ‘método’—. ¿Cuál es el método?” Riker lanzó un suspiro y se recostó de la pared, ubicándose al lado de ella. “Si te lo digo, ¿me prometes que no se lo dirás a nadie?” Ángela se deslizó por la pared y se tiró hasta el suelo, donde se sentó, y luego dijo: “Estoy cansada de estar parada; siéntate”. Riker se sentó y junto a ella y ambos continuaron su conversación. “¿A absolutamente nadie? ¿Ni a Pablo?” “¿Por qué se lo dirías a Pablo?” Preguntó Riker confundido. “No lo sé, pero se lo diría”. “No, no lo harías porque estarías bajo juramento”. Comentó prepotentemente. “Yo no he jurado nada, aún”, contestó Ángela. “¿Quieres saber mi método?”, le preguntó con mirada pícara, la cual ella no estaba mirando porque tenía sus ojos cautivos en los diseños de las paredes del muro opuesto.

Entonces ella le miró de frente y respondió: “Obvio que sí quiero”. Riker arqueó una ceja en señal de su victoria sobre Ángela y le ordeno: “Júramelo”. Ángela levantó su mano derecha, como lo hacen los presidentes cuando toman posesión de su cargo, pero Riker le dijo: “Hagamos el juramento de la pierna rota”. “¿Cómo es eso?”, preguntó dudosamente Ángela. Riker se levantó y la ayudó a levantarse. Entonces le dijo que fingiera tener la pierna izquierda rota, y que se cayera de frente hacia él. Entonces Riker la sostuvo de los brazos y, con su pierna derecha acomodó la pierna “rota” de Ángela, para que quedara en la posición ideal de traslado.

 El problema es que la forma en que Riker le estaba acomodando la pierna daba la impresión de que su intención era otra, y una chica muy intrépida observó esta situación desde lejos y no dudó en actuar: se lanzó sobre Riker y lo tiró al suelo, cayendo los tres al suelo; por suerte, nadie se rompió nada.

Ángela se apresuró en levantarse, dejando a Riker tirado en el suelo, e interrogó a Mónica:

¿Por qué hiciste eso?—su voz sonaba tan desoxigenada que parecía un alien.
Creí que te estaba violando—respondió Mónica con vos agotada.
— ¿Cómo así?

Es que en serio parecía que te estaba violando. Ten cuidado con lo que te hace este chico; no te vayan a acusar de ciertas cosillas después—terminó en un pequeño susurro para que Riker no escuchara.
Tranquila, lo tengo controlado. Pero gracias; en todo caso siempre me eres de buena ayuda, hasta cuando no.

—Why did you jump on me?—Ángela lo miró—. Us, I meant us. Why did you jump over us?—dijo Riker recién se levantó del suelo.
—Because… You were doing something inappropriate—. Respondió Mónica.

—What?! Something inappropriate?! You don’t know what you’re talking about. We were doing an oath—. Se excusó Riker.
Ah… okay. No he dicho nada. Mi amor te me cuidas y…bajó un poco la voz y dijo: yo me voy a ver qué está haciendo Pablo.

Mónica se fue y la primera en romper el silencio fue Ángela, mostrando su insistente curiosidad: “¿Y… cuál es tu método?... Ya hice el juramento de la pierna rota”. Riker suspiró vencido y le pidió a Ángel, con señas que se acercara a él. Ella se acercó muy curiosa y obediente. Riker le dijo al oído: “A veces escribo canciones para mí mismo, canciones para desahogar todo eso que siente”. “¿Es en serio? ¿Hice un juramento de la pierna rota para eso, Riker?”, se quejó Ángela. “No avisé de la calidad de la información. Fuiste tú quien se ilusionó con lo de mi método”. “Sabes, tengo que ir a ver qué hace Pablo”.

Ángela quiso irse por fin de presencia de Riker. Bajó cuidadosamente las escaleras, pero no desapareció de la presencia de Riker porque él y su presencia la siguieron escaleras abajo. Al llegar a la planta bajo, después de ya haber salido del corredor de las escaleras (porque las escaleras estaban al lado del mostrador, el área de Pablo), y de haber echado un vistazo al lugar de Pablo, Ángela no quiso volver a ver hacia ese lado del panorama. Pero Riker, curioso de las razones por las cuales Ángela no quería ver, se quedó mirando lo que ella no quería ver, y le gustó. Ángela se sentó en una mesa que aún estaba vacía y Riker, sin ser invitado, se sentó también con ella; excusándose que no había dónde más sentarse.

Ángela pasó todo eso por alto y prefirió olvidar que ahí se encontraba él y preocuparse más por algo que la traía sin dormir casi desde hacían tres semanas. Sacó su teléfono y lo encendió y vio todos los mensajes que le habían llegado hasta ese momento, 56 en total. Tenía, además unos mensajes de voz que le enviaba su hermano desde Finlandia, donde estaba estudiando. Decía algo como que renunciaba a la tonta competencia porque se había enamorado. Ángela dio una furtiva mirada a Riker; ahora que ya no estaba atada a la competencia de hermanos, ¿tendría una oportunidad con Riker?


—Riker, do you think I’m gorgeous?

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Hola! ¿cómo están?
Yo estoy muy bien, acabo de resucitar como una momia y traigo nuevos capítulos del pasado. si creyeron que unas simples estadísticas me derrotarían, están equivocados. Voy a continuar con esta novela; si ya está escrita...
prox. cap en unos minutos :)