sábado, 11 de junio de 2016

Capítulo décimo cuarto:

“Shhhh, no tengas miedo; no te voy a hacer daño”, le susurró Riker. Ángela había volteado su cara hacia el lado opuesto de donde se encontraba Riker, para no verlo y evitar que siguiera acariciándola; pero él continuaba. Entonces le dijo:

No importa lo que suceda, recuerda que yo nunca voy a ir más allá de lo que tú quieras. Si me quieres lejos de ti, lo entenderé; si quieres que no te insista, lo entenderé; si quieres que vaya más despacio, lo entenderé. Solo dímelo—hizo una pausa, durante la cual Ángela le lanzó una furtiva mirada; y luego volvió a hablar RikerEn serio me gustas, Ángela. Es algo que jamás he sentido con ninguna otra chica. Es como si…

¿Cómo si estuviéramos predestinados a estar juntos?completó Ángela.
¡Sí, eso mismo!

Riker y Ángela se abrazaron, éste sosteniendo la cabeza de Ángela y recostándola en su pecho, como un águila guía. Acabado ese abrazo—o más bien, cuando Riker quiso que se acabara pero Ángela no—, Riker le dijo al oído: “solo quiero que sepas que no quiero nada malo de ti, solo tu corazón, un espacio en tu corazón—no es que quiera sacarte el corazón y traficarlo… —. Pero, también necesitaba decirte que pienso que el vientre de una mujer es lo más sagrado en este mundo, que te voy a respetar y a amar, si me aceptas, claro…”

Riker continuó hablando y diciendo palabras tan hermosas salidas solo de la boca de un poeta como él, y Ángela lo escuchó con una sonrisa en sus labios, mirándolo a los ojos y poniendo atención en cada gesto facial y corporal que hacia Riker. Cuando terminó de hablar, Ángela dijo:

—Riker, son muy lindas tus palabras. Y me gustaría estar contigo, pero creo que es demasiado pronto. Sin embargo me agrada que seas sincero conmigo desde el principio y me digas lo que sientes, porque así yo te puedo tomar en consideración. No me gusta darme cuenta de estas cosas, estando obviando a esa persona durante mucho tiempo o estando teniendo otros planes y no tomarlo en consideración para nada.

Riker asintió con la cabeza y aceptó que Ángela lo rechazara con amor, con cariño y con respeto—los tres ingredientes para salvar el mundo—, aparte de ética.
Ambos se despidieron y se fueron por caminos diferentes; cada quien a su casa: Ángela hacia el surdeste del punto donde se encontraban y Riker hacia suroeste de donde se encontraban.

                         *          *           *

Al día siguiente (domingo en casa de Riker)

Riker despierta temprano, era domingo, pero igualmente tenía cosas por hacer. Estaba en proceso una nueva canción: ‘Smile’. Riker pensó en todas las cosas que siente cuando está con Ángela, cuando ella dice su nombre, cuando le sonríe. Riker es un chico muy cambiante. En un momento empezó a escribir Smile estando enamorado de otra chica. Pero ahora—cree—está seguro que ésta es la chica a la cual debe dedicarle esa canción. Riker se siente como su hermano Rocky cuando está con su novia, Alexa.

Riker terminó de escribir la letra de la canción. Tomó su guitarra y comenzó a tocar notas al azar. En realidad ésa es la función de Ross, pero él quiso intentarlo por sí mismo. Inmediatamente comenzó a sentir cuál era la nota con la que debía comenzar. Tras varios intentos logró sacar una melodía dulce, llena de inspiración, de alegría, amor y de todos los sentimientos que Riker acostumbra a transmitir en sus canciones.

Al rato aparece Rydel pidiéndole a Riker que haga un poco de silencio para ella poder. Entonces notó que él estaba perdido en una melodía que salía de su guitarra. Entonces ella decidió perderse también en la melodía que Riker estaba componiendo. Trajo su teclado es intentó seguirle el ritmo y elaborar una melodía para teclado que vaya con la melodía de guitarra. Rydel logró encontrar la melodía perfecta y siguió a Riker.

Entonces apareció Ross y Riker se percató de su presencia. Rydel le dijo: “Call Ratliff; this is good”. Ross desapareció, regresando en seguida con Ratliff. Después de dos minutos la habitación de Riker ya parecía muy pequeña.

Con Ratliff—ya que su instrumento es el menos práctico para transportar—movieron todos los instrumentos hasta el garaje y comenzaron a ensayar de forma muy formal, como debe ser.

Luego de tres horas se acordaron de que debían desayunar antes de comenzar a trabajar. Pero como a Riker le había llegado la inspiración antes que el hambre, todos siguieron su ejemplo como buenas ovejitas.

Ese día, la banda, como una agrupación musical, terminó esa canción y hasta la escribieron en partituras por el temor que tenía Riker a que se le olvidara la melodía. Entonces pudieron desayunar, o más bien, dealmorzar. Luego fueron a dar un paseo por L.A., ya que no siempre se tiene tiempo para pasear y relajarse un poco, porque vivir en la ciudad es muy estresante, y especialmente la ciudad de Los Ángelas, donde se mueve mucho dinero; tanto de la industria portuaria como del narcotráfico y de Hollywood: entre ello, todos los estudios de Disney de las demás compañías del séptimo arte.


(al día siguiente)

Ángela estaba saliendo de uno de los laboratorios, después de haber hecho un ejercicio teórico-práctico sobre identificación de las cortezas cerebrales. Jason (el chico mencionado en el capítulo 1) iba saliendo del baño de hombres, el cual era la puerta contigua. Ángela iba descuidada, cargando sus libros que casi no le dejaban ver, y además venía pensando en lo mucho que odiaba a su profesor. Por todo lo que decía él de su país en sus clases, se había ganado el título de “Cabecera de la lista negra”, dentro de la mente de Ángela.

Jason iba pensando en una nueva táctica para anotar en el Football. Ambos iban distraídos e igualmente se chocaron. Los libros de Ángela quedaron esparcidos por todo el pasillo, al igual que los pensamientos de Jason. Éste se disculpó, en español, le recogió los libros a Ángela y se fue. Pero a Ángela no le bastó la disculpa. A parte de todo eso, Ángela tuvo la extraña sensación de que una especial hormona masculina se había liberado en ese pasillo…

Ángela decidió pasar todo esto por alto, con el so pretexto de que probablemente se estaba volviendo loca y si hacía más énfasis en ello podría adelantar el proceso de enloquecimiento. Y sería catastrófico que una neuróloga recién graduada ya esté loca de remate. Por eso Ángela prefirió mantener su salud mental e ir a llenar su cerebro de azúcar.

Entonces sucedió otro encuentro extraño con Jason en la cafetería. Todo sucedió de la siguiente manera: Ángela almorzaba con Olivia y otras personas. Entonces Jason se aproximó a su mesa con el propósito de sentarse junto a Ángela. Pero otro chico se adelantó. Mientras Jason pasaba su mirada del delicado cuerpo de Ángela, y la miraba con ternura, a la nuca del otro chico, y lo miraba con odio.

Jason, por estar celoso del lugar en donde estaba el otro, no vio hacia al frente, por donde venía otro chico, de los “raca-taca”. Éste otro chico también venía distraído, pero, a diferencia de Jason, él sí tenía derecho a estar distraído porque era el chico más popular del Instituto. Su comida se esparramó sobre la ropa de este chico y de su séquito. Entonces se formó una pelea con puños y con comida.

Ángela y Olivia se escabulleron antes de que algo peor sucediera y a ellas les echaran la culpa. En una ocasión anterior ya había estado en problemas, Ángela, precisamente por guerras de comida. También Olivia había estado castigada antes por asuntos menores. Por eso, ambas decidieron escaparse de los problemas antes de que las embarraran a ellas también, e irse a la biblioteca a estudiar; así nadie tendría una, aunque sea mínima, razón para acusarlas, porque, en lugar de estar en la guerra de comida estaban haciendo algo productivo: estaban estudiando.

Ángela y Olivia tenían exámenes más o menos complicados. Olivia estudia nutrición y es una de los siete estudiantes de su clase de nutrición.

Después de haber hecho todos los exámenes de ese día y todas las actividades que tenía programado para ese día, Ángela se iba a ir para comenzar su turno en el bar/restaurante donde trabaja. Mientras tanto, Olivia se iba a quedar en el Instituto porque tenía cosas que hacer. Pero mientras ella se iba, la presidenta estudiantil de la Facultad de Medicina corrió hacia ella y le impidió el paso.

—Emma, ¿me dejas pasar? —le preguntó Ángela a la presidenta estudiantil.
—No, no me comprendes. Necesito que hablemos.


Emma se llevó a Ángela a la cafetería y, más específicamente, la llevó a la zona VIP, a donde sólo los populares, los presidentes y los cuadros de Honor se sientan. Ahí se sentaron la dos y ella le dio unos papeles sin decirle que eran.


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