La
clase, al terminar, fue agotadora para algunos, para otros, interesante; para
otro grupo fue intrigante, especialmente para Rydel. Sin embrago para Ángela
fue una combinación de las tres cosas.
Rápidamente
la habitación se vació y sólo estuvo Ángela dentro. Entonces ella, cuando
estaba distraída leyendo un mensaje que le había llegado, sintió una presencia
sobrenatural, pero sus pensamientos no fueron volando porque en seguido
corroboró que era solo Riker que estaba interfiriendo con la corriente de aire
que entra por el corredor. Ángela no prestó atención y Riker continuó ahí,
parado. Llegó el momento en que Ángela por fin se dispuso a irse abajo o a su
casa; aún no lo tenía seguro pues no tenía planes, y Riker seguía ahí. El susto
fue tan grande que casi se le cae el celular, pero Riker se lo apañó.
—oh, sorry! I didn’t want to scare
you.
—It’s okay, Riker. Was my fault, I
didn’t see you.
—Do you have plans for today? —Ángela lo miró raro y él se disculpó diciendo—: Oh, I’m sorry. I know you’re my teacher
and all that… and relationships are not goods in these cases and… I watch that
movie!
—I did, too. But it’s not that. I
just… was surprised because you’re inviting me, and you are… YOU!
—Mhhm, that’s really natural—Ángela se rio—. Why you’re laughing?
—That’s really natural, Riker, that’s really natural!! Riker. ¡Éxito!—Ángela
continuó riéndose.
Ángela cruzó la puerta y dejó a
Riker riéndose de sí mismo y de ella, pero olvidó que Riker tenía su teléfono y
entonces volvió por él y lo vio con su teléfono en la mano, de forma
victoriosa. Ángela tomó su teléfono de manos de Riker y, como éste se negó a dárselo,
sino que la obligó a caminar junto a él agarrada de su mano porque Riker no
quería soltar su teléfono, Ángela simplemente hizo lo que a Riker le complacía
y no protestó en lo más mínimo. Entonces Riker aprovechó para hacer la pregunta
más esencial en su vida: “¿Crees que mi pronunciación en español es buena? ¿Qué
tan buena es? ¿Es mejor que las de Rydel y Ratliff respectivamente?” Ángela
comenzó a reírse de él porque inevitablemente le recordaba a ella misma en el
colegio cuando le preguntaba a los mejores de la clase de inglés si su
pronunciación era buena. Le contó esto a Riker y ambos rieron por un momento y
luego volvieron a estar serios.
Si está Riker Lynch cerca, la
seriedad es casi nula, a menos que, obviamente él sea la causa de la seriedad;
entonces sí todos están obligados a estar serios, de lo contrario, ¡a reírse
cuanto dé la regalada gana!
Entonces Riker le preguntó a Ángela sobre su
canción favorita de R5, y la respuesta fue la siguiente: “Mhhmm, ¿debo escoger
solo una?” “Sí, solo una”, respondió Riker. “¿No me matarás por escoger una que
no te guste o por estar en desacuerdo contigo?” “Este es un país libre y yo
promuevo esa seguridad”, Riker volvió a intentar incrementar la confianza de
Ángela. “¿Estás seguro? ¿No me vas a violar por pensar en tu contra?”, preguntó
Ángela con cara de Riley de Girl Meets
World’. “No, claro que no. Soy un músico, tengo otras formas de descargar
mis deseos sexuales”. “¿Cómo?”, preguntó Ángela en forma de interesada,
mientras se encontraba en una posición sexy recostada contra la pared y con el
pelo tapándole la mitad de cara.
Riker se sonrojó y dijo: “¡No te
voy a decir cómo! Son mis métodos. ¡Son privados!” Ángela se rio de ello y bajó
la cabeza unos segundos. Entonces Riker volvió a hablar: “Pero no es nada
anormal como masturbarme o algo así…”Ángela comienza a reírse de nuevo. “¿Y
ahora de qué te ríes?”, preguntó Riker. “Es que me han llegado muchos recuerdos
de la primaria”. “¿Sobre masturbación?”, interrumpió Riker. “Sí…—Riker empalideció—Fue en mientras
estábamos dando los módulos de educación sexual para poder entrar a la
secundaria: la profesora estaba dictándonos un cuestionario y preguntó: ¿qué es
masturbación? Y un niño se quejó, de forma burlesca, que nosotros estábamos muy
pequeños como para saber qué es masturbación…” “¿Y eso es lo gracioso?” “Es que
tienes que oír cómo ese chiquillo hablaba”.
“Entonces… —Ángela quiso incitarlo a seguir contándole de su ‘método’—. ¿Cuál es el método?” Riker lanzó un
suspiro y se recostó de la pared, ubicándose al lado de ella. “Si te lo digo,
¿me prometes que no se lo dirás a nadie?” Ángela se deslizó por la pared y se
tiró hasta el suelo, donde se sentó, y luego dijo: “Estoy cansada de estar
parada; siéntate”. Riker se sentó y junto a ella y ambos continuaron su
conversación. “¿A absolutamente nadie? ¿Ni a Pablo?” “¿Por qué se lo dirías a
Pablo?” Preguntó Riker confundido. “No lo sé, pero se lo diría”. “No, no lo
harías porque estarías bajo juramento”. Comentó prepotentemente. “Yo no he
jurado nada, aún”, contestó Ángela. “¿Quieres saber mi método?”, le preguntó
con mirada pícara, la cual ella no estaba mirando porque tenía sus ojos
cautivos en los diseños de las paredes del muro opuesto.
Entonces ella le miró de frente
y respondió: “Obvio que sí quiero”. Riker arqueó una ceja en señal de su
victoria sobre Ángela y le ordeno: “Júramelo”. Ángela levantó su mano derecha,
como lo hacen los presidentes cuando toman posesión de su cargo, pero Riker le
dijo: “Hagamos el juramento de la pierna rota”. “¿Cómo es eso?”, preguntó
dudosamente Ángela. Riker se levantó y la ayudó a levantarse. Entonces le dijo
que fingiera tener la pierna izquierda rota, y que se cayera de frente hacia él.
Entonces Riker la sostuvo de los brazos y, con su pierna derecha acomodó la
pierna “rota” de Ángela, para que quedara en la posición ideal de traslado.
El problema es que la forma en que Riker le
estaba acomodando la pierna daba la impresión de que su intención era otra, y
una chica muy intrépida observó esta situación desde lejos y no dudó en actuar:
se lanzó sobre Riker y lo tiró al suelo, cayendo los tres al suelo; por suerte,
nadie se rompió nada.
Ángela se apresuró en
levantarse, dejando a Riker tirado en el suelo, e interrogó a Mónica:
—
¿Por
qué hiciste eso?—su voz sonaba tan desoxigenada que parecía un alien.
—Creí que
te estaba violando—respondió Mónica con vos agotada.
— ¿Cómo así?
—Es que
en serio parecía que te estaba violando. Ten cuidado con lo que te hace este
chico; no te vayan a acusar de ciertas cosillas después—terminó en un pequeño
susurro para que Riker no escuchara.
—Tranquila,
lo tengo controlado. Pero gracias; en todo caso siempre me eres de buena ayuda,
hasta cuando no.
—Why did you jump on me?—Ángela lo miró—. Us,
I meant us. Why did you jump over us?—dijo Riker recién se levantó del
suelo.
—Because… You were doing something
inappropriate—. Respondió Mónica.
—What?! Something inappropriate?! You
don’t know what you’re talking about. We were doing an oath—. Se excusó Riker.
—Ah… okay. No he dicho nada. Mi amor te me
cuidas y…—bajó un poco la voz y dijo—: yo me voy a ver qué está haciendo
Pablo.
Mónica se fue y la primera en
romper el silencio fue Ángela, mostrando su insistente curiosidad: “¿Y… cuál es
tu método?... Ya hice el juramento de la pierna rota”. Riker suspiró vencido y
le pidió a Ángel, con señas que se acercara a él. Ella se acercó muy curiosa y
obediente. Riker le dijo al oído: “A veces escribo canciones para mí mismo,
canciones para desahogar todo eso que siente”. “¿Es en serio? ¿Hice un
juramento de la pierna rota para eso, Riker?”, se quejó Ángela. “No avisé de la
calidad de la información. Fuiste tú quien se ilusionó con lo de mi método”.
“Sabes, tengo que ir a ver qué hace Pablo”.
Ángela quiso irse por fin de
presencia de Riker. Bajó cuidadosamente las escaleras, pero no desapareció de
la presencia de Riker porque él y su presencia la siguieron escaleras abajo. Al
llegar a la planta bajo, después de ya haber salido del corredor de las
escaleras (porque las escaleras estaban al lado del mostrador, el área de
Pablo), y de haber echado un vistazo al lugar de Pablo, Ángela no quiso volver
a ver hacia ese lado del panorama. Pero Riker, curioso de las razones por las
cuales Ángela no quería ver, se quedó mirando lo que ella no quería ver, y le
gustó. Ángela se sentó en una mesa que aún estaba vacía y Riker, sin ser
invitado, se sentó también con ella; excusándose que no había dónde más
sentarse.
Ángela pasó todo eso por alto y
prefirió olvidar que ahí se encontraba él y preocuparse más por algo que la
traía sin dormir casi desde hacían tres semanas. Sacó su teléfono y lo encendió
y vio todos los mensajes que le habían llegado hasta ese momento, 56 en total.
Tenía, además unos mensajes de voz que le enviaba su hermano desde Finlandia,
donde estaba estudiando. Decía algo como que renunciaba a la tonta competencia
porque se había enamorado. Ángela dio una furtiva mirada a Riker; ahora que ya
no estaba atada a la competencia de hermanos, ¿tendría una oportunidad con
Riker?
—Riker, do you think I’m gorgeous?
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Hola! ¿cómo están?
Yo estoy muy bien, acabo de resucitar como una momia y traigo nuevos capítulos del pasado. si creyeron que unas simples estadísticas me derrotarían, están equivocados. Voy a continuar con esta novela; si ya está escrita...
prox. cap en unos minutos :)
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