sábado, 11 de junio de 2016

Capítulo duodécimo:


La clase, al terminar, fue agotadora para algunos, para otros, interesante; para otro grupo fue intrigante, especialmente para Rydel. Sin embrago para Ángela fue una combinación de las tres cosas.

Rápidamente la habitación se vació y sólo estuvo Ángela dentro. Entonces ella, cuando estaba distraída leyendo un mensaje que le había llegado, sintió una presencia sobrenatural, pero sus pensamientos no fueron volando porque en seguido corroboró que era solo Riker que estaba interfiriendo con la corriente de aire que entra por el corredor. Ángela no prestó atención y Riker continuó ahí, parado. Llegó el momento en que Ángela por fin se dispuso a irse abajo o a su casa; aún no lo tenía seguro pues no tenía planes, y Riker seguía ahí. El susto fue tan grande que casi se le cae el celular, pero Riker se lo apañó.

—oh, sorry! I didn’t want to scare you.
—It’s okay, Riker. Was my fault, I didn’t see you.
—Do you have plans for today? —Ángela lo miró raro y él se disculpó diciendo—: Oh, I’m sorry. I know you’re my teacher and all that… and relationships are not goods in these cases and… I watch that movie!
—I did, too. But it’s not that. I just… was surprised because you’re inviting me, and you are… YOU!

—Mhhm, that’s really natural—Ángela se rio—. Why you’re laughing?
—That’s really natural, Riker, that’s really natural!! Riker. ¡Éxito!—Ángela continuó riéndose.

Ángela cruzó la puerta y dejó a Riker riéndose de sí mismo y de ella, pero olvidó que Riker tenía su teléfono y entonces volvió por él y lo vio con su teléfono en la mano, de forma victoriosa. Ángela tomó su teléfono de manos de Riker y, como éste se negó a dárselo, sino que la obligó a caminar junto a él agarrada de su mano porque Riker no quería soltar su teléfono, Ángela simplemente hizo lo que a Riker le complacía y no protestó en lo más mínimo. Entonces Riker aprovechó para hacer la pregunta más esencial en su vida: “¿Crees que mi pronunciación en español es buena? ¿Qué tan buena es? ¿Es mejor que las de Rydel y Ratliff respectivamente?” Ángela comenzó a reírse de él porque inevitablemente le recordaba a ella misma en el colegio cuando le preguntaba a los mejores de la clase de inglés si su pronunciación era buena. Le contó esto a Riker y ambos rieron por un momento y luego volvieron a estar serios.

Si está Riker Lynch cerca, la seriedad es casi nula, a menos que, obviamente él sea la causa de la seriedad; entonces sí todos están obligados a estar serios, de lo contrario, ¡a reírse cuanto dé la regalada gana!

 Entonces Riker le preguntó a Ángela sobre su canción favorita de R5, y la respuesta fue la siguiente: “Mhhmm, ¿debo escoger solo una?” “Sí, solo una”, respondió Riker. “¿No me matarás por escoger una que no te guste o por estar en desacuerdo contigo?” “Este es un país libre y yo promuevo esa seguridad”, Riker volvió a intentar incrementar la confianza de Ángela. “¿Estás seguro? ¿No me vas a violar por pensar en tu contra?”, preguntó Ángela con cara de Riley de Girl Meets World’. “No, claro que no. Soy un músico, tengo otras formas de descargar mis deseos sexuales”. “¿Cómo?”, preguntó Ángela en forma de interesada, mientras se encontraba en una posición sexy recostada contra la pared y con el pelo tapándole la mitad de cara.

Riker se sonrojó y dijo: “¡No te voy a decir cómo! Son mis métodos. ¡Son privados!” Ángela se rio de ello y bajó la cabeza unos segundos. Entonces Riker volvió a hablar: “Pero no es nada anormal como masturbarme o algo así…”Ángela comienza a reírse de nuevo. “¿Y ahora de qué te ríes?”, preguntó Riker. “Es que me han llegado muchos recuerdos de la primaria”. “¿Sobre masturbación?”, interrumpió Riker. “Sí…Riker empalideció—Fue en mientras estábamos dando los módulos de educación sexual para poder entrar a la secundaria: la profesora estaba dictándonos un cuestionario y preguntó: ¿qué es masturbación? Y un niño se quejó, de forma burlesca, que nosotros estábamos muy pequeños como para saber qué es masturbación…” “¿Y eso es lo gracioso?” “Es que tienes que oír cómo ese chiquillo hablaba”.

“Entonces… Ángela quiso incitarlo a seguir contándole de su ‘método’—. ¿Cuál es el método?” Riker lanzó un suspiro y se recostó de la pared, ubicándose al lado de ella. “Si te lo digo, ¿me prometes que no se lo dirás a nadie?” Ángela se deslizó por la pared y se tiró hasta el suelo, donde se sentó, y luego dijo: “Estoy cansada de estar parada; siéntate”. Riker se sentó y junto a ella y ambos continuaron su conversación. “¿A absolutamente nadie? ¿Ni a Pablo?” “¿Por qué se lo dirías a Pablo?” Preguntó Riker confundido. “No lo sé, pero se lo diría”. “No, no lo harías porque estarías bajo juramento”. Comentó prepotentemente. “Yo no he jurado nada, aún”, contestó Ángela. “¿Quieres saber mi método?”, le preguntó con mirada pícara, la cual ella no estaba mirando porque tenía sus ojos cautivos en los diseños de las paredes del muro opuesto.

Entonces ella le miró de frente y respondió: “Obvio que sí quiero”. Riker arqueó una ceja en señal de su victoria sobre Ángela y le ordeno: “Júramelo”. Ángela levantó su mano derecha, como lo hacen los presidentes cuando toman posesión de su cargo, pero Riker le dijo: “Hagamos el juramento de la pierna rota”. “¿Cómo es eso?”, preguntó dudosamente Ángela. Riker se levantó y la ayudó a levantarse. Entonces le dijo que fingiera tener la pierna izquierda rota, y que se cayera de frente hacia él. Entonces Riker la sostuvo de los brazos y, con su pierna derecha acomodó la pierna “rota” de Ángela, para que quedara en la posición ideal de traslado.

 El problema es que la forma en que Riker le estaba acomodando la pierna daba la impresión de que su intención era otra, y una chica muy intrépida observó esta situación desde lejos y no dudó en actuar: se lanzó sobre Riker y lo tiró al suelo, cayendo los tres al suelo; por suerte, nadie se rompió nada.

Ángela se apresuró en levantarse, dejando a Riker tirado en el suelo, e interrogó a Mónica:

¿Por qué hiciste eso?—su voz sonaba tan desoxigenada que parecía un alien.
Creí que te estaba violando—respondió Mónica con vos agotada.
— ¿Cómo así?

Es que en serio parecía que te estaba violando. Ten cuidado con lo que te hace este chico; no te vayan a acusar de ciertas cosillas después—terminó en un pequeño susurro para que Riker no escuchara.
Tranquila, lo tengo controlado. Pero gracias; en todo caso siempre me eres de buena ayuda, hasta cuando no.

—Why did you jump on me?—Ángela lo miró—. Us, I meant us. Why did you jump over us?—dijo Riker recién se levantó del suelo.
—Because… You were doing something inappropriate—. Respondió Mónica.

—What?! Something inappropriate?! You don’t know what you’re talking about. We were doing an oath—. Se excusó Riker.
Ah… okay. No he dicho nada. Mi amor te me cuidas y…bajó un poco la voz y dijo: yo me voy a ver qué está haciendo Pablo.

Mónica se fue y la primera en romper el silencio fue Ángela, mostrando su insistente curiosidad: “¿Y… cuál es tu método?... Ya hice el juramento de la pierna rota”. Riker suspiró vencido y le pidió a Ángel, con señas que se acercara a él. Ella se acercó muy curiosa y obediente. Riker le dijo al oído: “A veces escribo canciones para mí mismo, canciones para desahogar todo eso que siente”. “¿Es en serio? ¿Hice un juramento de la pierna rota para eso, Riker?”, se quejó Ángela. “No avisé de la calidad de la información. Fuiste tú quien se ilusionó con lo de mi método”. “Sabes, tengo que ir a ver qué hace Pablo”.

Ángela quiso irse por fin de presencia de Riker. Bajó cuidadosamente las escaleras, pero no desapareció de la presencia de Riker porque él y su presencia la siguieron escaleras abajo. Al llegar a la planta bajo, después de ya haber salido del corredor de las escaleras (porque las escaleras estaban al lado del mostrador, el área de Pablo), y de haber echado un vistazo al lugar de Pablo, Ángela no quiso volver a ver hacia ese lado del panorama. Pero Riker, curioso de las razones por las cuales Ángela no quería ver, se quedó mirando lo que ella no quería ver, y le gustó. Ángela se sentó en una mesa que aún estaba vacía y Riker, sin ser invitado, se sentó también con ella; excusándose que no había dónde más sentarse.

Ángela pasó todo eso por alto y prefirió olvidar que ahí se encontraba él y preocuparse más por algo que la traía sin dormir casi desde hacían tres semanas. Sacó su teléfono y lo encendió y vio todos los mensajes que le habían llegado hasta ese momento, 56 en total. Tenía, además unos mensajes de voz que le enviaba su hermano desde Finlandia, donde estaba estudiando. Decía algo como que renunciaba a la tonta competencia porque se había enamorado. Ángela dio una furtiva mirada a Riker; ahora que ya no estaba atada a la competencia de hermanos, ¿tendría una oportunidad con Riker?


—Riker, do you think I’m gorgeous?

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Hola! ¿cómo están?
Yo estoy muy bien, acabo de resucitar como una momia y traigo nuevos capítulos del pasado. si creyeron que unas simples estadísticas me derrotarían, están equivocados. Voy a continuar con esta novela; si ya está escrita...
prox. cap en unos minutos :)

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