domingo, 28 de agosto de 2016

Capítulo décimo sexto


Ángela recordó lo que sucedió ese día en el edifico y consideró seriamente la posibilidad de que se tuvieran que mudar de donde estaban viviendo en ese momento. Ese día estuvo muy desconcentrada, tan desconcentrada que no se dio cuenta que Riker y Rydel estaban en una mesa del restaurante y habían rechazado a todos los meseros que llegaron antes a tomarles el pedido, porque Riker quería tener alguna excusa para hablar con ella. Como ella ni se percató que había alguien en ese recinto cuyo corazón latía sólo por verla trabajar tan naturalmente, Riker y Rydel terminaron ordenando cualquier cosa y yéndose. Ángela gastó todo su poder mental de concentración en ingeniar un plan para mudarse de ese lugar e irse a un lugar más seguro, con su situación económica.

Lo primero que decidieron fue el barrido a dónde mudarse y que estuviera barato el alquiler. Misión imposible. Los padres de Ángela le envían mensualmente $ 1000. Además ella tiene una beca universitaria de su país que le cubre todos los gastos universitarios—menos el hospedaje y la comida—por cinco años; siempre y cuando mantenga buenas notas.

Ángela gana mensualmente $1535 en el bar. Olivia tiene una beca que le paga solamente $1000 y el bar gana 1300, por debajo del salario mínimo.
El alquiler del apartamento donde viven es de $500 al mes. Sus ingresos totales son de 2835. Menos todos los gastos, aproximadamente solo les quedan cerca de 200 dólares. Ese es su ahorro.

Hay apartamentos en el centro de Los Ángeles y que son seguros. El más barato que encontró fue de 1300 al mes. Con sus salarios y sus becas no podrían pagar ese alquiler. La casa queda a 50 kilómetros de su lugar de trabajo, o sea que tendrían que sumar a sus gastos el transporte. Una opción es dejar de trabajar ahí, pero ella tiene el curso de español que le aporta unos 200 dólares más, mensuales.

Olivia está intentando aplicar para una mejor beca, como la de Ángela, pero es muy difícil; tiene que estudiar mucho y es por concurso, el cual solo se hace una vez al año, en agosto. Falta muy poco para la fecha del examen; pero aun así ellas creen que pueden logarlo.

Ángela debía preparar una clase de una hora para casa sábado y debía hacer un espectáculo cada noche para atraer a más clientes y ganarse un aumento de unos $300; también debía ayudar a Olivia a estudiar y no olvidarse de estudiar ella misma. La cereza del pastel es que Riker solo estorbaba a Ángela y complicada mucho su estado de ánimo.

Dos semanas después, todavía estando Ángela en su forzosa y exhaustiva rutina diaria, Riker y Ángela se encontraron en el bar. Era tarde por la noche. El lugar ya había cerrado. Solo estaban, Pablo, Riker y Ángela dentro del lugar. Pablo escuchaba, muy celoso, todo lo que Riker le decía a Ángela.

Riker intentaba conquistar a Ángela. Ella solo se preocupaba por su trabajo y por las notas de ambas; siempre andaba muy apresurada y jamás se quedaba un rato a charlar con Riker. Él venía a verla muchas veces y nunca logró tener una conversación decente con ella.

Aquella vez Riker le impidió salir del lugar, la asió del brazo y la obligó a sentarse en una mesa con él.

Pediré dos bebidas.
—Riker, ya estamos cerramos—protestó Ángela.
—Yo las traigo—gritó Pablo. Y al instante salió volando a prepararlas, para luego entregarlas al rubio.

Riker la obligó a hablar, pero Ángela se mantuvo en silencio durante 15 minutos. No miró a Riker, ni a Pablo, el cual estaba muy ansioso todavía frente a ellos, esperando ver qué sucedía a continuación.

Solo un vaso de bebida estaba en los ojos de ella; no veía más nada. ¡Cómo sudaba el vaso! Siguió con la mirada una gota que se deslizó desde arriba, pasando por las curvas del vaso, hasta llegar a la base.


Entonces Riker tomó su mano y la sujetó fuerte—I’m your friend. Please, tell me! What’s going on?—. Ángela lo miró un segundo y luego volvió a mirar el vaso. Riker se acercó más a ella y le acarició el hombro contrario. Ángela lanzó un suspiro y dijo—. I must go home. Tomorrow I have an important exam—. Volvió a mirar a Riker, a los ojos, de forma suplicante—. Please, let me go—Riker debió dejarla ir. No pudo con esos hermosos ojos cafés, como el café boqueteño. 
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Hola!
Sé que ha pasado tiempo, pero aquí vengo a reponerlo.
hoy tendré maratón de dos capítulos. espero que les agrade.
Prox cap en minutos
:3

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