viernes, 22 de abril de 2016

Capítulo noveno:


Riker y Ángela estaban encerrados en la futura sala de español, pero no fue por accidente ni por secuestro; Ángela los encerró, incluyendo <<ella>> en <<ellos>>. Riker, como cualquier chico de su edad y sin novia, reaccionó de manera defensiva, intentando descifrar las señales e indirectas que le lanzaba Ángela; pero sin embargo él no podía cruzar la raya y mostrar una mirada diciendo <<sí, acepto>>, porque en caso de no ser lo que él pensó, quedaría en ridículo. Además, en todo caso, eso no sería caballeroso, y la personalidad de Riker es muy caballerosa. Por eso Riker se mantuvo siempre al margen…, demasiado al margen.

Cualquier mente extraña pensaría que lo que Ángela estaba haciendo en ese momento era un pretexto para ligar; sin embargo, una mente como la de Riker entiende perfectamente que Ángela más bien estaba sufriendo un trastorno de nervios y de miedo hacia una persona en vida real, un chico con serios problemas emocionales y con bipolaridad. Se le notaba en la cara, en su blanco color; en las manos, en la forma tan frenética con la que se pellizcaba entre cada dedo, pretendiendo arrancarse el pellejo. También en su respiración; aunque no entrecortada, pero sí demostraba temor. Las expresiones que salían de su boca mientras ella le contaba a Riker todas las historias anteriores que había tenido con Pablo, la vez en que la abrazó y ella lo rechazó, las veces en que se muestra exageradamente preocupado por ella, y la vez en que Pablo peleó con ella por las llaves de la sala en donde se encontraban en ese momento.

—Mi jefe me dio las llaves de este salón, y justamente yo las iba a tomar para venir aquí y hacer justamente lo que estamos haciendo ahora, pero a Pablo le entró repentinamente un ataque de machismo y dijo que yo no podía venir aquí sin él, o sea; qué se cree. Yo puedo venir a donde me plazca cuando me plazca y más si es dentro del edificio donde trabajo…

Maybe he’s trying to bind you to him—fue la respuesta de Riker a todo lo que Ángela le contó.

La mente de Riker piensa bastante parecido a la de Ángela, pero en este caso, todo sería de acuerdo al sexo, en ciertos casos Riker piensa igual que Pablo y muy diferente de Ángela, y eso le disgusta a Ángela, a pesar de que tiene algo de noción de la razón de esta diferencia de pensamiento.

Ángela intentó pasar de tema para que nada extraño sucediera, y también para no echarle más leña al fuego ni seguir siendo pesada con el mismo tema.

Ángela sacó unos libros de un cajón del pupitre del profesor, ella. Después de que sucediera lo de las llaves, Ángela consiguió la llave del salón en secreto, se la arrebató a Pablo. Y en vez anterior había podido ir al salón, pero solo dejar los libros, porque Pablo la encontró y se tuvo que ir. Pero Pablo no le pidió las llaves, se le escapó ese detalle, lo que sí es que Pablo tuvo otro momento de ataque de machismo/celos/machismo; y Ángela tuvo que soportarlo absolutamente todo. Ahora, al momento de estar con Riker y contarle todo y que él hiciera su comentario, Ángela quería simplemente pasar la página y olvidarse de Pablo y de todo otro tipo de “chico”.

Ángela tenía tres libros en el cajón, uno era de literatura, segundo nivel; los otros dos eran de gramática, uno, y ortografía, el otro, de primer nivel, respectivamente. Entonces le pidió a Riker que se sentara en una silla del lado opuesto del escritorio en donde ella se sentó.

El lugar no tenía muy buena fachada; el edificio tenía cerca de 20 años de estar en pie. Sin embargo el lugar no estaba en tan malas condiciones como las escuelas públicas de Panamá. Estaba algo oscuro, cosa que se resuelve cambiando las cortinas. Habían unas sillas tiradas en el suelo y desordenadas. Ángela, con ayuda de Riker, ordenó las sillas y acomodó trece sillas, las que estaban en el mejor estado de utilidad. Luego de haber mejorada la apariencia del lugar en un 25%, Riker y Ángela estuvieron sentados listos para hacer un repaso, o, como Riker lo llamó: clase privada previa.

Para comenzar una clase privada con Riker Lynch, lo primero que hay que hacer es preguntar: “Have you ever received an Spanish class?” Entonces, como Riker respondió “mmm a Little bit, but… no”, lo primero que hay que hacer es comenzar con una práctica de pronunciación de fonemas en español.

—Ok, let’s practice pronunciation!

La primera letra del abecedario en inglés es <<a>>, en español es la misma, pero se pronuncia diferente; se inglés se pronuncia <<ei>>, y en español se pronuncia <<a>>, como el primer fonema del pronombre personal <<I>>, que se pronuncia <<ai>>; para decir la <<a>> solo tomamos el primer fonema de <<I>> en inglés. Eso es algo bastante sencillo de comprender; personas como Riker, quien sabe algo de español—porque ha estado en países donde se habla español; además porque en L.A. se escucha bastante el español, en las afueras—también conoce este pequeño y minúsculo dato. Sin embargo, cuando se habla de cosas como que para pronunciar la <<r>> en español no debes abrir tanto la boca como en inglés, con una pequeña abertura inclinada hacia la izquierda y derecha por igual basta, por el contrario, en inglés, la abertura honda y profunda, redondeando los labios, como en todos los idiomas nórdicos y germánicos, es posible que sí sea necesaria una profesora como Ángela, que explique bien cómo es el movimiento de la boca para lograr la correcta pronunciación. Esa mañana temprano (eran las 6:35 a.m.) Riker, a diferencias de muchos norteamericanos, por fin logró saber por qué su acento en español no suena igual al de los latino, el problema está en la “erre”.

—erhre…
—That sound a little like French—le comentó Ángela.
—OK. And this: errrre

—You’re coming back to the beginning. Try to drive your tongue from your front-side jaw, not form the back, like in English.

Riker escupió mucha saliva, la lengua se le cayó varias veces, Ángela tuvo que repetirle en movimiento de la lengua más de diez veces, y entonces, el momento de la gloria sucedió.

—Err. Erre, ¡Erre!
—Sí. ¡Sí, eso es!
—Did I do it?—preguntó Riker inseguro.

—Yes, Riker, you did it.
—Yeah!
—Now let’s try others words in Spanish which have “r”.

—Say something in Spanish.

Primera palabra con erre que un estadounidense debe aprender, luego de haber aprendido a pronunciar la erre: <<libro>>.

—OK. Say this word: libro.
—libro.
—Good. Pretty good.

—What does it mean?

Ángela toma uno de sus libros de español que tenía sobre la mesa y se le muestra a Riker por lo alto.

—Oh, book. That is the meaning! —Exclamó Riker. —So, Book means… Libro?

Ángela asintió con la cabeza y rápidamente continuó con otra palabra nueva para Riker, trabajo.

Se dice que relacionar una palabra con otra (tratándose de palabras con el mismo significado, pero pertenecientes a idiomas diferentes) hace que uno se confunda porque las palabras pueden tener significados confusos: un significado puede ser parcial, o es una palabra de poco uso en el idioma; o puede ser que el significado lo tengan varias palabras a la vez utilizadas en diferentes contextos, totalmente contrarios al idioma base de la persona que está aprendiendo el idioma extranjero. Entonces la mejor forma de aprender un idioma extranjero es utilizando el mismo método con el que se aprendió el primer idioma: relacionando las palabras con imágenes o acciones que se vuelven comunes; por esa razón Ángela le mostró el libro a Riker en lugar de decirle la palabra en inglés. Además, a cualquier persona, cuyo idioma sea cualquiera, que se le muestre un libro, será capaz de decir, en su idioma, el nombre de ese objeto; un español diría “libro”, un inglés, “book”; un francés, “livre”, un portugués, “livro”, un polaco, “książka”; un latino, “libro”, etc.

Riker terminó con muchos conocimientos de en la cabeza, pero al mismo tiempo con un moretón literal en ella. Para ese momento ya eran cerca de las 8 de la mañana. Como Riker llegó al lugar a las 6:30 a.m., eso sería un tiempo bastante prolongado dedicado a la fonología española; lo peor sería la gramática, pero ya habría tiempo para eso.


Riker decidió tomarse un respiro, incluso dijo que el lugar comenzaba a parecerle alucinaciones. Cuando Riker salió por la puerta, Ángela miró a su alrededor y concluyó que el lugar estaba muy sucio. El piso era de madera y eso hacía que la suciedad resaltase, ya que se veía la madera de un tono demasiado oscuro para ser el tono normal de la madera. Ángela fue al cuarto del aseo que estaba abajo. Vio a Riker, de lejos, hablando con Rydel y Ratliff, pero no los quiso saludar. En su mente se debatía todavía las razones por las cuales no quiso que Riker la viera cargar una escoba, un recogedor y un trapeador, <<sería extraño que Riker me viera limpiando como una empleada, pero las profesoras de la escuela nos decían que no nos debe dar pena que nos vean limpiando, porque los animales son los que no limpian; pero seguiría siendo extraño que me vieran en esa temática… >>. Volvía a la primera razón y se iba a la contra, y volvía a la pro.

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