domingo, 17 de abril de 2016

Capítulo octavo:

Ése es el gran problema que trae la inmigración: los narcotraficante no son los americanos de origen, sino los americanos que adquieren esa nacionalidad por haber nacido en ese país, a pesar de que su familia proviene de otro lugar.

Ángela y Olivia opinan que la mayoría de los nacionales americanos repudian a los inmigrantes y descendientes de inmigrantes por haber traído el narcotráfico y haberlo sembrado en USA; mientras que otra parte de la sociedad piensa que lo único que hacen traerles problemas y quitarles las oportunidades de trabajo. Ciertamente ambos grupos van por el mismo bando. Ésa es una de las muchas diferencias que tienen los gringos con el resto de América: ellos sí se unen poner defender su país; tienen más sentido de patriotismo que muchos de los latinos.

La semana se pasó bastante rápido. Ángela tenía unas citas pendientes, ya que muchos alumnos de su clase se han tomado la delicadeza de intentar conocer a su futura profesora de una lengua extranjera para por lo menos haber establecido un pequeño vínculo una en la otra. Como Ángela ya había tenido una pequeñísima charla con Riker, pues parecía mucho más justo si le da la misma oportunidad a los demás chicos.

Después de coordinar los trabajos de la universidad y los de su futura clase que la mantendrá muy ocupada durante largo tiempo, Ángela pudo tener con sus alumnos todas las citas que pudo y mantener bien su trabajo, su popularidad en la U y en el pueblo y también mantener bien las calificaciones de la U.

**Una semana después**


Como decía en el correo electrónico que le fue enviado a cada uno de los alumnos, el sábado 26 de julio de 2014 sería la primera clase… y ese día por fin llegó. En el lugar en donde Ángela trabaja, una de las reglas es que si tienes pechuga, debes enseñarla. No muchas chicas están de acuerdo con esa regla; pero, cuando se trata del sueño americano, todo está permitido.

Ese día Ángela se vistió con la ropa menos de-prostituta que tenía. Dar clases enseñando la pechuga no es recomendable, para una buena profesora.

Ángela, por encima de todos los profesores mediocres, está de acuerdo con la idea de darse a respetar, y comenzar haciéndolo en los salones de clases.

 Ahora que le toca estar del otro lado del tablero, lo primordial es no parecer salida de gueto, y parecer más una profesional que valora el entendimiento y los conocimientos. Al momento de llegar al restaurant ese sábado, lo primero que escuchó fue algo así:

— ¿Hoy no tienes una cita con ese zorro albino?

Fue Pablo quien pronunció esas palabras, a las cuales Ángela respondió:

—Oh, pero qué grosero que eres. ¡Se dice “buenos días”!

En las últimas dos semanas que han pasado Ángela y Pablo no se han llevado muy bien. Para empezar nunca se llevaron muy. Desde que Ángela entró a trabajar Pablo ha sido muy duro y rústico con ella. Siempre trató de llevarle la contraria, ya sea a Olivia o a ella, pero siempre quiere fomentar el pleito entre sí y una de ella. Ni Ángela ni Olivia le hacen mucho caso a lo que dice Pablo. Él siempre está ahí secando vasos y sirviendo bebidas con alcohol y sin alcohol. Parece que los vasos nunca se acaban, o nunca están bien limpios, porque desde que llega hasta que se va Pablo no deja de limpiar/secar vasos; excepto para servir.

Pablo es dos años mayor que Ángela y un año menor que Riker, ese es el problema. Pablo tiene 21 años y Riker, 22; Pablo es costarricense y Riker, estadounidense. Pablo es pelinegro y Riker, rubio; Pablo tiene un mal acento en el inglés que nadie ha sabido corregírselo, y Riker es un master en el inglés y también entiende español. Pablo es un celoso quejica que no sabe conquistar, y Riker nació para conquistar chicas, sabe controlar sus celos y sabe cuándo guiarse por ellos para desenmascarar a la infiel. Está muy claro quiénes se están enfrentando, por qué, para qué y quién está en la desventaja.

A parte de todo, Pablo se comportó aquella vez como el típico macho cuando le quitan a su hembra; se porta indiferente; aunque no lo está, y pretende olvidarlo, pero no puede, porque a la chica de la cual él gusta la ve todos los días.

Cuando llegó Olivia, las cosas fueron peores. Ella saludó a todo el mundo, pero lamentablemente hay una persona a la que no le agrada recibir un “buenos días”. Es muy probable que por esa razón es que no le gusta decir “buenos días”.

Pablo le lanzó unas palabras de odio. A nadie le agradó el comentario agregado por Pablo, pero sus oídos tuvieron que escucharlo. Cuando acabó de hablar, se hizo el silencio de muerte y permaneció así. Entonces Olivia rompió el silencio y lo mandó de regreso a Costa Rica Entonces todo el mundo volvió a sus actividades cotidianas y completamente usuales. Mientras, Ángela y Olivia salían de la vista de Pablo, pero manteniendo el contacto visual con él. Entonces él decidió volver a los vasos y las chicas aprovecharon para escabullirse rápidamente para que nadie las viera.

Llegaron hasta una esquina—la esquina oscura—, en donde solo un ojo muy experto las notaría, y comenzaron a comentar entre ellas sobre la actitud que toma Pablo de repente, como si sufriera de bipolaridad…; a parte, Ángela intentó introducir el tema de la clase de español que le tocaría impartir dentro de unas horas y los nervios que la comían por dentro, pero Olivia se mantuvo hablando de Pablo, Pablo y más Pablo. Entre tanto parloteo y argumentos, contraargumentos y contra acciones, Ángela advirtió la presencia de Riker; venía acompañado de su hermana, Rydel. Ángela sintió el enorme deseo de ir al encuentro de Riker, pero si no hubiese sido por los ánimos de Olivia al decirle “Ve”, acompañado de un ademán  de dirección y luego un susurro en el oído, que decía “es un bombón”,  ella no hubiera ido y muchas cosas no hubieran sucedido.

Entonces Ángela fue a saludar a Riker. Notó que Riker andaba con la mirada ansiosamente buscando incansablemente, por todo el recibidor en donde se encontraban, a una persona en específico; pero esa persona ya lo había encontrado a él primero que él a ella, y le mantenía la mirada fija, hasta que sintiera que le quemara y advirtiera quién era la causa del ardor interior que sentía. Por fin pudo encontrar a esa causa, angelicalmente encapsulada en una persona con un nombre parecido.

Ángela fue caminando despacio, con nerviosismo, que claramente se notaba en el tic de los dedos de las manos; se pellizcaba los dedos de las manos con tanta avidez y al mismo tiempo frialdad—porque tenía las manos frías por los nervios—que cualquiera que estuviera cerca, y tuviera tiempo para notarlo, pensaría que probablemente tuviera una infección o una enfermedad que causase que tuviera que mudar la piel, y en ese momento se estuviera arrancando la piel vieja.

Riker avanzaba con la mirada perdida, pero no en sus ojos; al contrario, estaba perdido y aun así trataba de perderse en los ojos de Ángela. Sin embargo, ella sintió que algo saldría horrorosamente mal si ella se dejaba perder en los ojos de Riker, o si él se perdía en los suyos; por esta razón ella trató de bajar la mirada, para evitar que Riker encontrara la rueca, se pinchase con ella y cayese en un sueño de 100 años. Ángela quiso apresurar su paso, para salir ya de ese trance y evitarse futuros problemas, pero sus piernas no quisieron ir a más velocidad que a 3 kilómetros por mes.

Cuando por fin Riker y Ángela estuvieron a poco menos de un metro de distancia, el trance de los ojos a distancia acabó, entonces comenzó el trance de los ojos de cerca. Entonces Riker inició la conversación—Ángela moría de nervios, por él y por la clase de español—diciendo:

Hello, Angela—comienza muy nice.
Hi. How are you?—le dice Ángela en tono dulce y suave.
I should ask that. You look so nervous.

It’s totally normal; it’s my first time teaching. I guess I’m afraid of them.
I’m one of them, I’m your pupil.
Yes, Riker, you are; but… you’re different.

—Okay, you are the teacher.
You know what? This is ridiculous I mustn’t be afraid about a class!
—Okay, you are the teacher—comentó Riker.

Wanna go up with me—Ángela tomó la muñeca de Riker y la apretó fuertemente.
—for what?

—to acquaint.
—oh…

Ángela ya tenía a Riker sujeto de la muñeca, de este modo, simplemente lo arrastró escaleras arriba y lo llevó hasta el supuesto cuarto que sería la sala de Español. Entonces ambos entraron a la sala, Riker pasó hacia el fondo y Ángela cerró la puerta con pestillo.

Woah, I would never think you were the one which lock the door!—exclamó Riker.
—It’s because I have him malice—dijo Ángela en un susurro.

—Who?
—Pablo! The guy at the table bar.
—oh, that guy! —exclamó Riker.

Cuando una persona empieza el día feliz de la vida, luego ve a una persona y se desata, es porque quiere decir que tiene un problema con esa persona, o bien que tal vez tenga un problema con cualquier persona dependiendo de la situación. Pero en el caso de Pablo y Ángela, el problema es definitivamente y únicamente con ella.

El pobre Pablo sufre de celos y de bipolaridad, enfermedades que, hasta cierto punto pueden llegar a resultar peligrosas, mortales y dañinas para la sociedad y para el estatus psicológico de muchas personas dentro de la sociedad. Sobre todo, cuando toca lidiar con una persona así, lo mejor es tratar de evitarlo y, si toca verle, tratar de no provocarlo.

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