sábado, 11 de junio de 2016

Capítulo duodécimo:


La clase, al terminar, fue agotadora para algunos, para otros, interesante; para otro grupo fue intrigante, especialmente para Rydel. Sin embrago para Ángela fue una combinación de las tres cosas.

Rápidamente la habitación se vació y sólo estuvo Ángela dentro. Entonces ella, cuando estaba distraída leyendo un mensaje que le había llegado, sintió una presencia sobrenatural, pero sus pensamientos no fueron volando porque en seguido corroboró que era solo Riker que estaba interfiriendo con la corriente de aire que entra por el corredor. Ángela no prestó atención y Riker continuó ahí, parado. Llegó el momento en que Ángela por fin se dispuso a irse abajo o a su casa; aún no lo tenía seguro pues no tenía planes, y Riker seguía ahí. El susto fue tan grande que casi se le cae el celular, pero Riker se lo apañó.

—oh, sorry! I didn’t want to scare you.
—It’s okay, Riker. Was my fault, I didn’t see you.
—Do you have plans for today? —Ángela lo miró raro y él se disculpó diciendo—: Oh, I’m sorry. I know you’re my teacher and all that… and relationships are not goods in these cases and… I watch that movie!
—I did, too. But it’s not that. I just… was surprised because you’re inviting me, and you are… YOU!

—Mhhm, that’s really natural—Ángela se rio—. Why you’re laughing?
—That’s really natural, Riker, that’s really natural!! Riker. ¡Éxito!—Ángela continuó riéndose.

Ángela cruzó la puerta y dejó a Riker riéndose de sí mismo y de ella, pero olvidó que Riker tenía su teléfono y entonces volvió por él y lo vio con su teléfono en la mano, de forma victoriosa. Ángela tomó su teléfono de manos de Riker y, como éste se negó a dárselo, sino que la obligó a caminar junto a él agarrada de su mano porque Riker no quería soltar su teléfono, Ángela simplemente hizo lo que a Riker le complacía y no protestó en lo más mínimo. Entonces Riker aprovechó para hacer la pregunta más esencial en su vida: “¿Crees que mi pronunciación en español es buena? ¿Qué tan buena es? ¿Es mejor que las de Rydel y Ratliff respectivamente?” Ángela comenzó a reírse de él porque inevitablemente le recordaba a ella misma en el colegio cuando le preguntaba a los mejores de la clase de inglés si su pronunciación era buena. Le contó esto a Riker y ambos rieron por un momento y luego volvieron a estar serios.

Si está Riker Lynch cerca, la seriedad es casi nula, a menos que, obviamente él sea la causa de la seriedad; entonces sí todos están obligados a estar serios, de lo contrario, ¡a reírse cuanto dé la regalada gana!

 Entonces Riker le preguntó a Ángela sobre su canción favorita de R5, y la respuesta fue la siguiente: “Mhhmm, ¿debo escoger solo una?” “Sí, solo una”, respondió Riker. “¿No me matarás por escoger una que no te guste o por estar en desacuerdo contigo?” “Este es un país libre y yo promuevo esa seguridad”, Riker volvió a intentar incrementar la confianza de Ángela. “¿Estás seguro? ¿No me vas a violar por pensar en tu contra?”, preguntó Ángela con cara de Riley de Girl Meets World’. “No, claro que no. Soy un músico, tengo otras formas de descargar mis deseos sexuales”. “¿Cómo?”, preguntó Ángela en forma de interesada, mientras se encontraba en una posición sexy recostada contra la pared y con el pelo tapándole la mitad de cara.

Riker se sonrojó y dijo: “¡No te voy a decir cómo! Son mis métodos. ¡Son privados!” Ángela se rio de ello y bajó la cabeza unos segundos. Entonces Riker volvió a hablar: “Pero no es nada anormal como masturbarme o algo así…”Ángela comienza a reírse de nuevo. “¿Y ahora de qué te ríes?”, preguntó Riker. “Es que me han llegado muchos recuerdos de la primaria”. “¿Sobre masturbación?”, interrumpió Riker. “Sí…Riker empalideció—Fue en mientras estábamos dando los módulos de educación sexual para poder entrar a la secundaria: la profesora estaba dictándonos un cuestionario y preguntó: ¿qué es masturbación? Y un niño se quejó, de forma burlesca, que nosotros estábamos muy pequeños como para saber qué es masturbación…” “¿Y eso es lo gracioso?” “Es que tienes que oír cómo ese chiquillo hablaba”.

“Entonces… Ángela quiso incitarlo a seguir contándole de su ‘método’—. ¿Cuál es el método?” Riker lanzó un suspiro y se recostó de la pared, ubicándose al lado de ella. “Si te lo digo, ¿me prometes que no se lo dirás a nadie?” Ángela se deslizó por la pared y se tiró hasta el suelo, donde se sentó, y luego dijo: “Estoy cansada de estar parada; siéntate”. Riker se sentó y junto a ella y ambos continuaron su conversación. “¿A absolutamente nadie? ¿Ni a Pablo?” “¿Por qué se lo dirías a Pablo?” Preguntó Riker confundido. “No lo sé, pero se lo diría”. “No, no lo harías porque estarías bajo juramento”. Comentó prepotentemente. “Yo no he jurado nada, aún”, contestó Ángela. “¿Quieres saber mi método?”, le preguntó con mirada pícara, la cual ella no estaba mirando porque tenía sus ojos cautivos en los diseños de las paredes del muro opuesto.

Entonces ella le miró de frente y respondió: “Obvio que sí quiero”. Riker arqueó una ceja en señal de su victoria sobre Ángela y le ordeno: “Júramelo”. Ángela levantó su mano derecha, como lo hacen los presidentes cuando toman posesión de su cargo, pero Riker le dijo: “Hagamos el juramento de la pierna rota”. “¿Cómo es eso?”, preguntó dudosamente Ángela. Riker se levantó y la ayudó a levantarse. Entonces le dijo que fingiera tener la pierna izquierda rota, y que se cayera de frente hacia él. Entonces Riker la sostuvo de los brazos y, con su pierna derecha acomodó la pierna “rota” de Ángela, para que quedara en la posición ideal de traslado.

 El problema es que la forma en que Riker le estaba acomodando la pierna daba la impresión de que su intención era otra, y una chica muy intrépida observó esta situación desde lejos y no dudó en actuar: se lanzó sobre Riker y lo tiró al suelo, cayendo los tres al suelo; por suerte, nadie se rompió nada.

Ángela se apresuró en levantarse, dejando a Riker tirado en el suelo, e interrogó a Mónica:

¿Por qué hiciste eso?—su voz sonaba tan desoxigenada que parecía un alien.
Creí que te estaba violando—respondió Mónica con vos agotada.
— ¿Cómo así?

Es que en serio parecía que te estaba violando. Ten cuidado con lo que te hace este chico; no te vayan a acusar de ciertas cosillas después—terminó en un pequeño susurro para que Riker no escuchara.
Tranquila, lo tengo controlado. Pero gracias; en todo caso siempre me eres de buena ayuda, hasta cuando no.

—Why did you jump on me?—Ángela lo miró—. Us, I meant us. Why did you jump over us?—dijo Riker recién se levantó del suelo.
—Because… You were doing something inappropriate—. Respondió Mónica.

—What?! Something inappropriate?! You don’t know what you’re talking about. We were doing an oath—. Se excusó Riker.
Ah… okay. No he dicho nada. Mi amor te me cuidas y…bajó un poco la voz y dijo: yo me voy a ver qué está haciendo Pablo.

Mónica se fue y la primera en romper el silencio fue Ángela, mostrando su insistente curiosidad: “¿Y… cuál es tu método?... Ya hice el juramento de la pierna rota”. Riker suspiró vencido y le pidió a Ángel, con señas que se acercara a él. Ella se acercó muy curiosa y obediente. Riker le dijo al oído: “A veces escribo canciones para mí mismo, canciones para desahogar todo eso que siente”. “¿Es en serio? ¿Hice un juramento de la pierna rota para eso, Riker?”, se quejó Ángela. “No avisé de la calidad de la información. Fuiste tú quien se ilusionó con lo de mi método”. “Sabes, tengo que ir a ver qué hace Pablo”.

Ángela quiso irse por fin de presencia de Riker. Bajó cuidadosamente las escaleras, pero no desapareció de la presencia de Riker porque él y su presencia la siguieron escaleras abajo. Al llegar a la planta bajo, después de ya haber salido del corredor de las escaleras (porque las escaleras estaban al lado del mostrador, el área de Pablo), y de haber echado un vistazo al lugar de Pablo, Ángela no quiso volver a ver hacia ese lado del panorama. Pero Riker, curioso de las razones por las cuales Ángela no quería ver, se quedó mirando lo que ella no quería ver, y le gustó. Ángela se sentó en una mesa que aún estaba vacía y Riker, sin ser invitado, se sentó también con ella; excusándose que no había dónde más sentarse.

Ángela pasó todo eso por alto y prefirió olvidar que ahí se encontraba él y preocuparse más por algo que la traía sin dormir casi desde hacían tres semanas. Sacó su teléfono y lo encendió y vio todos los mensajes que le habían llegado hasta ese momento, 56 en total. Tenía, además unos mensajes de voz que le enviaba su hermano desde Finlandia, donde estaba estudiando. Decía algo como que renunciaba a la tonta competencia porque se había enamorado. Ángela dio una furtiva mirada a Riker; ahora que ya no estaba atada a la competencia de hermanos, ¿tendría una oportunidad con Riker?


—Riker, do you think I’m gorgeous?

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Hola! ¿cómo están?
Yo estoy muy bien, acabo de resucitar como una momia y traigo nuevos capítulos del pasado. si creyeron que unas simples estadísticas me derrotarían, están equivocados. Voy a continuar con esta novela; si ya está escrita...
prox. cap en unos minutos :)

viernes, 22 de abril de 2016

Capítulo undécimo:


¿Miedo de qué?—interrogó Riker imitando su voz en susurro.
—… De mis alumnos…
¿Cómo así?—le siguió la corriente Riker.

Pues, verás, mi pánico escénico no fue superado del todo en quinto grado de primaria.
¿Cómo es que tienes pánico escénico y te hiciste profesora?—preguntó Riker asombrado.

No es un pánico escénico normal, solo lo siento cuando hay gente desconocida ante la cual debo hablar; además no tengo un plan.
¿Para qué necesitas un plan?

—Todos los profesores necesitan un plan, no podemos simplemente ir e improvisar, necesitamos saber exactamente lo que vamos a hacer; ¡eso es una defensa que tienen todos los profesores contra los estudiantes que buscan ridiculizar al docente!

—Woah, sí que sabes lo que estás haciendo—concluyó Riker.

Ángela estuvo pensado cinco segundos mientras escuchaba la respuesta de Riker y tres segundos mientras asentía repetitivamente e idiotamente, solo para utilizar esos segundos para elaborar un plan para la primera clase. Entonces le dijo a Riker: “Ya es hora de comenzar la clase, tus compañeros están comenzando a impacientarse”, acompañado de una hermosa sonrisa que denotaba la enorme seguridad que surgía dentro de sí al ya tener un plan para dirigir la clase.

Ángela entró al aula de clases y fue recibida por unos gritos y unas risas, a la vez. Riker entró siguiéndola a ella, como un pollito sigue a mamá gallina. Ninguno de los dos se dio cuenta, pero la razón de estas risas fue la caminata de pollito de Riker.

Riker tomó asiento en uno de los asientos que estaban disponibles. Entonces habían 12 personas en esa habitación. Ángela tomó la palabra y se disculpó por haberse tardado mucho, ya que había tenido un “percance con unos compañeros de trabajo”, se presentó, con nombre y apellidos: Ángela Amanda Rivera Gonzáles Camargo. Todos los alumnos quedaron admirados por los tres apellidos de Ángela, los cuales aparecían en su cédula y en su visa de universitario, son apellidos españoles, lo cual, según ellos, debía significar de ella tiene una vasta experiencia en la lengua española.

Ángela comenzó la clase hablando en inglés, para no confundir a nadie; aunque hubo algunos que aun así se confundieron con este juego entre idiomas. Lo primero que hizo Ángela después de presentarse fue pedirle a los alumnos que se presentaran. Lo que debían decir era: su nombre, apellidos, lugar de origen, a qué se dedican; si estudia, en dónde, y qué lo hizo venir a estudiar español a ese preciso lugar.

Cuando los 11 alumnos ahí presentes ya hubieron presentádose, aparecieron las dos ovejas perdidas de los textos bíblicos—sí, las dos ovejas, la 99 y la 100, no la número 100 solamente—aparecieron y se integraron a la clase. Ángela perdonó la tardanza con una sonrisa, por ser primera clase, y luego le indicó donde sentarse. Rydel y Ratliff se sentaron en donde Ángela les indicó. Riker quiso estar en medio de los dos para evitar que cuchichearan tanto y prestaran atención a la clase, peor Ángela solo notó a Riker y lo señaló por estar mirando hacia atrás en lugar de prestar atención.

Lo siguiente que hizo Ángela fue continuar con la parte psicológica, un simple mensaje: si no te interesa aprender un nuevo idioma, o específicamente, español, no pierdas tu tiempo, ni el de tus compañeros, ni el de la profesora; porque solo le que quiere aprender es quien realmente va a logar terminar el curso de cuatro meses llevando algún conocimiento.

La segunda parte de la parte psicológica comprendía anécdotas y cosas que se dicen, como que llegar a ser un experto en la lengua española es tan difícil que a los hispanoparlantes, que tienen el castellano como primer idioma, les cuesta 20 años de estudio lograr dominar perfectamente absolutamente todas las reglas de la ortografía, gramática, lingüística y literatura español. Muchos se asustaron con esto, otros se asombraron, pero no tanto al conocer que Ángela, hasta la fecha, solo había hecho cerca de 15 años de los veinte que se necesitan para ser una experta.ç

Woah, 15 years, that’s a lot of life time!—comentó Ginni.
—Yeah, I beagan to study Spanish when I was in kínder, I was five years old. Now I’m 19, but am turning 20 in a few months—agregó Ángela.

What?!—casi gritó Riker—you’re 19?!
Yes, Riker I’m 19 right now. And I think you should be a little bit quieter; you made Gaby spear her snacks!

—Oh, I’m sorry Gaby.
—It’s okay, Riker, never mind.

Después de esta parte de la clase, lo siguiente que deben estudiar los estudiantes es el abecedario. A pesar de que uno ya sea adulto, cuando va a estudiar otro idioma debe empezar por ahí. Por esta razón es que los jóvenes latinoamericanos, cuando están a mediados de la escuela secundaria pronuncian palabras como enough así: enof. Las vocales son las que más cuestan recordar, todos lo que llegan a secundaria estudiaron, en primer grado, las vocales en inglés, pero cuando llegan a la secundaria pronuncian las vocales y las consonantes como si en su vida hubieran estudiado inglés, ¡como si fuera su primera vez y no saben ni qué significa “may I go to the bathroom?”! Si así son los latinos, los gringos son peores. Por eso, la misión principal de Ángela enseñando español, es evitar que exista esa ignorancia hacia la reglas de lingüística.

Riker prestó atención a esta clase más que a ninguna otra, ¿la razón? Nadie la sabe, ni él ni ella, pero lo más razonable es que haya estado observando el enorme y bien formado trasero de Ángela. Pero dejando de lado esas razones, Riker tomó notas mentales de todo lo que ella explicó en esa clase.

Ángela dibujó una A mayúscula y una a minúscula, luego dijo: “Seamos variados de letras, cada uno de ustedes escribirá dos letras del abecedario en distintas ocasiones”. Rydel quiso ser la primera y escribió en el tablero dos bes, una mayúscula y otra minúscula. Luego le siguió Jake, quien escribió las ces. Así fueron sucesivamente; entonces fue el turno de Riker, él escribió las jotas: mayúscula y minúscula.

El último en ir fue Ellington, y fue acertada su participación en ese lugar. La chica anterior había escrito la ene, en inglés seguiría la o, pero en español sigue la eñe, y él fue un adelantado, porque ya sabía que el español tiene un grafema más que el inglés, la eñe, que tiene el mismo sonido que el dígrafo inglés gn.

Ángela no dijo nada y dejó que todo continuara normalmente. Justamente eran doce de los trece podían repetir, y lo hicieron. Riker fue quien no fue, no quería que accidentalmente apareciera otra letra que él no conocía y que le tocara a él, entonces no sería placentero cuando ella lo corrigiese. Para no suerte de Riker, todas la demás letras que siguieron fueron las mismas que él ya antes conocía, hasta la zeta.

Cuando ya hubieron terminado, Ángela llamó a Riker por su nombre; él estaba ajustando y desaflojando los nuditos de sus clásicas pulseras, entonces se asustó, no sabía ni qué estaba pasado, ¡se mostró totalmente desorientado! Entonces Ángela continuó con la pregunta: “¿hace falto alguna letra que no esté en este abecedario que acabamos de escribir?” Riker respondió con toda la seguridad del mundo, pero la clásica pregunta, que hace que la inseguridad de las personas crezca, hizo que Riker se pusiera pálido: “¿Seguro?” Riker dijo que sí; aunque ya no se escuchaba tan seguro como antes y se había puesto increíblemente pálido.

Ángela se dio vuelta y le dio la espalda a Riker y a los demás alumnos. Entonces escribió en el tablero: Ch, ch; Cl, cl; Cr, cr; Dr, dr; Fr, fr; Fl, fl; Gl, gl; Gr, gr; Ll, ll; Pl, pl: Pr, pr; Qu, qu; Tl, tl; Tr, tr. Entonces se volteó y dijo: “These are dígrafos”. Y escribió la palabra ‘dígrafo’ en el tablero. Volvió a darle la espalda a los alumnos y escribió: Gü, gü; Ç, ç. This—señaló la diéresis—is called “diéresis”. It means that, in this “dífrafo”, the u has sound, because the g has many different sounds, and when it’s like this—tapó los dos puntitos arriba de la u—the u doesn’t have any sound; and when it has the dieresis, it has sound. But this is another topic that we’ll study later. For now we’re studying the sounds. If you come to Spain you may see this letter: Ç, this is not a letter form Spanish, but it is in Catalan, Galician and Portuguese. So, you may hear that letter in different places in Spain…”


Fergie levantó su mano para preguntar y Ángela le dio la palabra, entonces ella preguntó: “Dieresis is the name in Spanish or in English?” A lo que Ángela respondió de esta manera: “In both languages, but in Spanish it got a tiddle over la ‘e’”. A partir de aquí viene una ardua discusión sobre las diferentes tildes y el famoso sombrerito, pero Ángela cortó la discusión y terminó de explicar el tema de las pronunciaciones en español.

Capítulo décimo:


Ángela subió al segundo piso y se encontró a Pablo dentro de la habitación. Su mirada parecía como la de Rocky en una de las muchas imágenes que circulan por internet de él con su novia, Alexa. Sus ojos castaños café blanquecino, como la corteza de un laurel, parecían querer ser boca, para decir lo que la actual boca no se atrevía a decir; además, sus labios, deseaban ser ojos para percibir lo que éstos percibían. Sin embargo, al segundo siguiente, desearon seguir siendo labios. Ángela frunció el ceño y puso ojos de ignorancia y desinterés; entonces se puso firme, dejó los implementos de aseo a un lado, excepto uno: la escoba, ¡oh, escoba, cómo has ayudado! Ángela le dio una nalgada a Pablo con la escoba, justo en la rayita tan relevante. La escoba y Ángela estuvieron seguras de que Pablo no volvería a parársele en frente durante el resto del día.

Ángela terminó de limpiar, con su escoba y el resto de los implementos de limpieza, el cuarto de clases de español. Riker volvió justo cuando Ángela ya estaba en la siguiente etapa de limpieza: organizar los libros. Ángela había traído unos libros en su bolso, los cuales iba a utilizar. También tenía los libros de texto de las diferentes ramas de español (gramática, ortografía, literatura, lingüística, etc.), de los cuales tenía todos los números: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7 y 8. Estos libros fueron traídos por Mónica, ella es mexicana y está totalmente de acuerdo con que los gringos deben aprender el castellano latinoamericano y quiere ayudar a Ángela en esto porque sabe que enseñar español a los gringos puede ser muy complicado.

Ángela tuvo un montón de recuerdos de esos libros que leyó en la primaria y en la secundaria. Cuando Riker entró en el recinto se dio cuenta de que Ángela no estaba conectada a la misma emisora en la que él estaba. Ángela había encontrado un libro muy importante para la literatura inglesa, escrito por William Shakespeare, este libro fue también muy importante para ella. Estando en la secundaria, en noveno grado, estaba leyendo este libro—Romeo y Julieta—un chico se le acercó, este chico era rubio, con unos ojos castaños claros que enamoraban y tenía una nariz muy Rodríguez; su nombre era Carlos Esteban Recosa. Carlos se quedó de pie, recostado sobre una banca posterior a  Ángela, mientras ella, desconociendo su presencia y observación hacia ella, continuaba leyendo Romeo y Julieta. Carlos se aclaró la voz y Ángela, percatándose de que el aula de clases estaba desierta—porque era el recreo—, se dio cuenta de que cierta personilla la estaba observando. Lenta y ligeramente bajó el libro de Romeo y Julieta y vio los ojos castaños claros de Carlos observándola atentamente. Ella se ruborizó un poco, se tocó la mejilla e hizo desaparecer el rubor. Carlos no quitó los ojos de ella y, dándose cuenta de que ya debía haber dicho algo y no lo había hecho, volvió a aclarase la voz y le preguntó…

—Teacher?

Riker no quería interrumpir la concentración que tenía que su profesora con este libro tan emblemático de los idiomas inglés y español, pero tenía que porque estaban perdiendo tiempo y debían, según él, terminar su lección privada antes de que empezara la primera clase.

—I didn’t want to disturb you, but, I guess we should continue with my private lesson—Dijo Riker.
—Oh, it’s okay. I just was remembering when I was in middle school.

—Are those books yours? —preguntó Riker.
—Yes, I read these books when I was in elementary, middle and High School. So they bring me back a lot of memories.

—That is something good when you love to read, books always bring you a lot of memories and you’re not all the time boring.
—Yeah it’s good… So what do you think if you read this?

Ángela le mostró a Riker un libro que tenía especialmente acomodado en su arsenal de libros y el cual cumplía una función importante, El principito. Riker lo observó y rio al ver la portada clásica de este clásico. Ángela abrió el libro en la página que quería que Riker leyese y se la señaló. Entonces él comenzó a leer:

—Aprrhendí bien pronto…
¡La erre!le reclamó Ángela.
—I’m sorry. Aprendí bien prontoó a conocer e’sta  flohor. En l planeta del principito siempre habían existido fores muy simplleis, adornadas con una sola fila de petalos…

—¡pétalos! The titte isn’t there just for ornament.

—I’m sorry—Volvió a disculparse Riker—… Adornadas con una sola fila de pétalos, que casi no ocupaban luhu-gar y no molestaban a nadihie. Zurgían entre la hierba una mañana, y por la tarde ya había desaparecido. Pero aquella flor había gherminado de una semilla que quién sabe de dónde lliegó , y el principito había vigilado muy de cerca desde el primer día que la vio a aquella rhamita tan distinta de las que éll conocía.

Riker terminó de hablar y calló, mientras que Ángela no sabía qué decir. Este entre una confusión entre si a lo que Riker había dicho le faltaba algo más de perfección en su pronunciación o era solo por el acento que obviamente no lo tenía bien desarrollado. También cupo la posibilidad de que el problema en la pronunciación de Riker fuera la duda al momento de pronunciar los diptongos y el hecho de que le agregó haches donde no las había y doblaba algunos sonidos—como la ele—y no comprendía la diferencia entre la ese, la ce y la zeta; y que tampoco podía decir el dígrafo f-l.

Riker continuó esperando a que Ángela respondiera, pero, viendo que aún seguía pensativa, le preguntó: “Are you okay?” Esperó unos segundos más y viendo que Ángela solo cambiaba de posición y se sentaba en la silla del profesor. Entonces Riker volvió a intervenir: “I didn’t want to disturb you”. Riker hizo ademán de irse de presencia de Ángela de dejarla sola para, quién sabe, que interiorice y hallase la respuesta a la incógnita que le presentaba él…, tal vez ése no sea la verdadera intención que tenía Riker, pero eso fue que lo que Ángela interpretó. Sin embargo ella no le dejó ir, lo llamó y él volvió. Ángela solo le dijo una cosa a Riker antes de que él definitivamente se fuera:

—Riker, please, call your classmates; the class is going to start now. And also, Riker … about your pronunciation, we’re going to talk about it later, I just was testing you.

Riker finalmente salió del aula con dos enormes pensamientos en la cabeza: que debería interesarse más por las cosas de la banda porque se estaba saliendo un poco de su objetivo principal, y que no tenía ni idea de quienes son sus compañeros de clase; entonces se las arregló fácil: se paró frente a la barra—donde estaba Pablo observándolo con cara de asesino en serie—y dio un anunció público en general: “De los presentes, ¿hay alguien que pertenezca al grupo del curso de español de la Srta. Rivera?”, unas diez personas levantaron la mano y Riker les habló en particular: “La Srta. Rivera dice que ya va a comenzar la clase”. Estas diez personas subieron las escaleras, como Riker les indicó y tomaron asiento en las sillas que la profesora había ordenado especialmente para esta clase.

Ángela solo vio entrar a cuatro de sus alumnos, y los saludó a todos por igual. Los distinguió inmediatamente a casi todos: Gaby, Fergie, y John; pero le costó reconocer a Steve. Después de ver entrar a estos estudiantes y saludarlos, Ángela salió del aula y se quiso huir, pero se tropezó con algo que fue para ella un enorme muro, suave y duro a la vez. Como iba con la cabeza gacha no se fijó quién o qué era ese muro, pero este muro—que poseía vida—sí se dio cuente de a quién había impactado y se inclinó para observar el rostro de la chica—porque en su mente sólo una chica puede tener esa estatura y salir atropelladamente de un aula sin fijarse hacia qué se dirige—y notó que era el mismo rostro que una vez lo hizo sonrojarse.

Riker tomó el rostro de Ángela y ella no hizo ningún esfuerzo por evadir su tacto. Vio a Stephanie llegar al aula y la saludó, teniendo esa excusa para evadir los ojos inquisidores de Riker por tan solo un segundo. Riker incrementó la inquisición en sus ojos cuando Ángela volvió a mirarlo y le preguntó:

¿Por qué saliste tan... así como saliste del salón? ¿No deberías estar allá dentro recibiendo a tus alumnos allá dentro y no aquí afuera, sin tener la misma elegancia y cortesía?—preguntó Riker.


Bueno, para empezar, Riker, tus manos están muy calientes y me estás quemando el rostro—. Riker quitó sus manos y le permitió al rostro de Ángela respirar y relajar sus músculos—. Para continuar, Riker, —Ángela se apegó a la pared y le pidió a Riker, con señas, que se pegara a la pared también—. Tengo miedo…
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Hola! espero que tengan buenas noches, tardes o días. Quiero dedicar esta maratón a mis lectores de Nueva Zelanda y Venezuela. Tenía este blog bastante descuidado y he querido renovarlo con este maratón y por eso lo quiero dedicar a mis más nuevos lectores 3: besitos y abrazos para todos

Capítulo noveno:


Riker y Ángela estaban encerrados en la futura sala de español, pero no fue por accidente ni por secuestro; Ángela los encerró, incluyendo <<ella>> en <<ellos>>. Riker, como cualquier chico de su edad y sin novia, reaccionó de manera defensiva, intentando descifrar las señales e indirectas que le lanzaba Ángela; pero sin embargo él no podía cruzar la raya y mostrar una mirada diciendo <<sí, acepto>>, porque en caso de no ser lo que él pensó, quedaría en ridículo. Además, en todo caso, eso no sería caballeroso, y la personalidad de Riker es muy caballerosa. Por eso Riker se mantuvo siempre al margen…, demasiado al margen.

Cualquier mente extraña pensaría que lo que Ángela estaba haciendo en ese momento era un pretexto para ligar; sin embargo, una mente como la de Riker entiende perfectamente que Ángela más bien estaba sufriendo un trastorno de nervios y de miedo hacia una persona en vida real, un chico con serios problemas emocionales y con bipolaridad. Se le notaba en la cara, en su blanco color; en las manos, en la forma tan frenética con la que se pellizcaba entre cada dedo, pretendiendo arrancarse el pellejo. También en su respiración; aunque no entrecortada, pero sí demostraba temor. Las expresiones que salían de su boca mientras ella le contaba a Riker todas las historias anteriores que había tenido con Pablo, la vez en que la abrazó y ella lo rechazó, las veces en que se muestra exageradamente preocupado por ella, y la vez en que Pablo peleó con ella por las llaves de la sala en donde se encontraban en ese momento.

—Mi jefe me dio las llaves de este salón, y justamente yo las iba a tomar para venir aquí y hacer justamente lo que estamos haciendo ahora, pero a Pablo le entró repentinamente un ataque de machismo y dijo que yo no podía venir aquí sin él, o sea; qué se cree. Yo puedo venir a donde me plazca cuando me plazca y más si es dentro del edificio donde trabajo…

Maybe he’s trying to bind you to him—fue la respuesta de Riker a todo lo que Ángela le contó.

La mente de Riker piensa bastante parecido a la de Ángela, pero en este caso, todo sería de acuerdo al sexo, en ciertos casos Riker piensa igual que Pablo y muy diferente de Ángela, y eso le disgusta a Ángela, a pesar de que tiene algo de noción de la razón de esta diferencia de pensamiento.

Ángela intentó pasar de tema para que nada extraño sucediera, y también para no echarle más leña al fuego ni seguir siendo pesada con el mismo tema.

Ángela sacó unos libros de un cajón del pupitre del profesor, ella. Después de que sucediera lo de las llaves, Ángela consiguió la llave del salón en secreto, se la arrebató a Pablo. Y en vez anterior había podido ir al salón, pero solo dejar los libros, porque Pablo la encontró y se tuvo que ir. Pero Pablo no le pidió las llaves, se le escapó ese detalle, lo que sí es que Pablo tuvo otro momento de ataque de machismo/celos/machismo; y Ángela tuvo que soportarlo absolutamente todo. Ahora, al momento de estar con Riker y contarle todo y que él hiciera su comentario, Ángela quería simplemente pasar la página y olvidarse de Pablo y de todo otro tipo de “chico”.

Ángela tenía tres libros en el cajón, uno era de literatura, segundo nivel; los otros dos eran de gramática, uno, y ortografía, el otro, de primer nivel, respectivamente. Entonces le pidió a Riker que se sentara en una silla del lado opuesto del escritorio en donde ella se sentó.

El lugar no tenía muy buena fachada; el edificio tenía cerca de 20 años de estar en pie. Sin embargo el lugar no estaba en tan malas condiciones como las escuelas públicas de Panamá. Estaba algo oscuro, cosa que se resuelve cambiando las cortinas. Habían unas sillas tiradas en el suelo y desordenadas. Ángela, con ayuda de Riker, ordenó las sillas y acomodó trece sillas, las que estaban en el mejor estado de utilidad. Luego de haber mejorada la apariencia del lugar en un 25%, Riker y Ángela estuvieron sentados listos para hacer un repaso, o, como Riker lo llamó: clase privada previa.

Para comenzar una clase privada con Riker Lynch, lo primero que hay que hacer es preguntar: “Have you ever received an Spanish class?” Entonces, como Riker respondió “mmm a Little bit, but… no”, lo primero que hay que hacer es comenzar con una práctica de pronunciación de fonemas en español.

—Ok, let’s practice pronunciation!

La primera letra del abecedario en inglés es <<a>>, en español es la misma, pero se pronuncia diferente; se inglés se pronuncia <<ei>>, y en español se pronuncia <<a>>, como el primer fonema del pronombre personal <<I>>, que se pronuncia <<ai>>; para decir la <<a>> solo tomamos el primer fonema de <<I>> en inglés. Eso es algo bastante sencillo de comprender; personas como Riker, quien sabe algo de español—porque ha estado en países donde se habla español; además porque en L.A. se escucha bastante el español, en las afueras—también conoce este pequeño y minúsculo dato. Sin embargo, cuando se habla de cosas como que para pronunciar la <<r>> en español no debes abrir tanto la boca como en inglés, con una pequeña abertura inclinada hacia la izquierda y derecha por igual basta, por el contrario, en inglés, la abertura honda y profunda, redondeando los labios, como en todos los idiomas nórdicos y germánicos, es posible que sí sea necesaria una profesora como Ángela, que explique bien cómo es el movimiento de la boca para lograr la correcta pronunciación. Esa mañana temprano (eran las 6:35 a.m.) Riker, a diferencias de muchos norteamericanos, por fin logró saber por qué su acento en español no suena igual al de los latino, el problema está en la “erre”.

—erhre…
—That sound a little like French—le comentó Ángela.
—OK. And this: errrre

—You’re coming back to the beginning. Try to drive your tongue from your front-side jaw, not form the back, like in English.

Riker escupió mucha saliva, la lengua se le cayó varias veces, Ángela tuvo que repetirle en movimiento de la lengua más de diez veces, y entonces, el momento de la gloria sucedió.

—Err. Erre, ¡Erre!
—Sí. ¡Sí, eso es!
—Did I do it?—preguntó Riker inseguro.

—Yes, Riker, you did it.
—Yeah!
—Now let’s try others words in Spanish which have “r”.

—Say something in Spanish.

Primera palabra con erre que un estadounidense debe aprender, luego de haber aprendido a pronunciar la erre: <<libro>>.

—OK. Say this word: libro.
—libro.
—Good. Pretty good.

—What does it mean?

Ángela toma uno de sus libros de español que tenía sobre la mesa y se le muestra a Riker por lo alto.

—Oh, book. That is the meaning! —Exclamó Riker. —So, Book means… Libro?

Ángela asintió con la cabeza y rápidamente continuó con otra palabra nueva para Riker, trabajo.

Se dice que relacionar una palabra con otra (tratándose de palabras con el mismo significado, pero pertenecientes a idiomas diferentes) hace que uno se confunda porque las palabras pueden tener significados confusos: un significado puede ser parcial, o es una palabra de poco uso en el idioma; o puede ser que el significado lo tengan varias palabras a la vez utilizadas en diferentes contextos, totalmente contrarios al idioma base de la persona que está aprendiendo el idioma extranjero. Entonces la mejor forma de aprender un idioma extranjero es utilizando el mismo método con el que se aprendió el primer idioma: relacionando las palabras con imágenes o acciones que se vuelven comunes; por esa razón Ángela le mostró el libro a Riker en lugar de decirle la palabra en inglés. Además, a cualquier persona, cuyo idioma sea cualquiera, que se le muestre un libro, será capaz de decir, en su idioma, el nombre de ese objeto; un español diría “libro”, un inglés, “book”; un francés, “livre”, un portugués, “livro”, un polaco, “książka”; un latino, “libro”, etc.

Riker terminó con muchos conocimientos de en la cabeza, pero al mismo tiempo con un moretón literal en ella. Para ese momento ya eran cerca de las 8 de la mañana. Como Riker llegó al lugar a las 6:30 a.m., eso sería un tiempo bastante prolongado dedicado a la fonología española; lo peor sería la gramática, pero ya habría tiempo para eso.


Riker decidió tomarse un respiro, incluso dijo que el lugar comenzaba a parecerle alucinaciones. Cuando Riker salió por la puerta, Ángela miró a su alrededor y concluyó que el lugar estaba muy sucio. El piso era de madera y eso hacía que la suciedad resaltase, ya que se veía la madera de un tono demasiado oscuro para ser el tono normal de la madera. Ángela fue al cuarto del aseo que estaba abajo. Vio a Riker, de lejos, hablando con Rydel y Ratliff, pero no los quiso saludar. En su mente se debatía todavía las razones por las cuales no quiso que Riker la viera cargar una escoba, un recogedor y un trapeador, <<sería extraño que Riker me viera limpiando como una empleada, pero las profesoras de la escuela nos decían que no nos debe dar pena que nos vean limpiando, porque los animales son los que no limpian; pero seguiría siendo extraño que me vieran en esa temática… >>. Volvía a la primera razón y se iba a la contra, y volvía a la pro.

domingo, 17 de abril de 2016

Capítulo octavo:

Ése es el gran problema que trae la inmigración: los narcotraficante no son los americanos de origen, sino los americanos que adquieren esa nacionalidad por haber nacido en ese país, a pesar de que su familia proviene de otro lugar.

Ángela y Olivia opinan que la mayoría de los nacionales americanos repudian a los inmigrantes y descendientes de inmigrantes por haber traído el narcotráfico y haberlo sembrado en USA; mientras que otra parte de la sociedad piensa que lo único que hacen traerles problemas y quitarles las oportunidades de trabajo. Ciertamente ambos grupos van por el mismo bando. Ésa es una de las muchas diferencias que tienen los gringos con el resto de América: ellos sí se unen poner defender su país; tienen más sentido de patriotismo que muchos de los latinos.

La semana se pasó bastante rápido. Ángela tenía unas citas pendientes, ya que muchos alumnos de su clase se han tomado la delicadeza de intentar conocer a su futura profesora de una lengua extranjera para por lo menos haber establecido un pequeño vínculo una en la otra. Como Ángela ya había tenido una pequeñísima charla con Riker, pues parecía mucho más justo si le da la misma oportunidad a los demás chicos.

Después de coordinar los trabajos de la universidad y los de su futura clase que la mantendrá muy ocupada durante largo tiempo, Ángela pudo tener con sus alumnos todas las citas que pudo y mantener bien su trabajo, su popularidad en la U y en el pueblo y también mantener bien las calificaciones de la U.

**Una semana después**


Como decía en el correo electrónico que le fue enviado a cada uno de los alumnos, el sábado 26 de julio de 2014 sería la primera clase… y ese día por fin llegó. En el lugar en donde Ángela trabaja, una de las reglas es que si tienes pechuga, debes enseñarla. No muchas chicas están de acuerdo con esa regla; pero, cuando se trata del sueño americano, todo está permitido.

Ese día Ángela se vistió con la ropa menos de-prostituta que tenía. Dar clases enseñando la pechuga no es recomendable, para una buena profesora.

Ángela, por encima de todos los profesores mediocres, está de acuerdo con la idea de darse a respetar, y comenzar haciéndolo en los salones de clases.

 Ahora que le toca estar del otro lado del tablero, lo primordial es no parecer salida de gueto, y parecer más una profesional que valora el entendimiento y los conocimientos. Al momento de llegar al restaurant ese sábado, lo primero que escuchó fue algo así:

— ¿Hoy no tienes una cita con ese zorro albino?

Fue Pablo quien pronunció esas palabras, a las cuales Ángela respondió:

—Oh, pero qué grosero que eres. ¡Se dice “buenos días”!

En las últimas dos semanas que han pasado Ángela y Pablo no se han llevado muy bien. Para empezar nunca se llevaron muy. Desde que Ángela entró a trabajar Pablo ha sido muy duro y rústico con ella. Siempre trató de llevarle la contraria, ya sea a Olivia o a ella, pero siempre quiere fomentar el pleito entre sí y una de ella. Ni Ángela ni Olivia le hacen mucho caso a lo que dice Pablo. Él siempre está ahí secando vasos y sirviendo bebidas con alcohol y sin alcohol. Parece que los vasos nunca se acaban, o nunca están bien limpios, porque desde que llega hasta que se va Pablo no deja de limpiar/secar vasos; excepto para servir.

Pablo es dos años mayor que Ángela y un año menor que Riker, ese es el problema. Pablo tiene 21 años y Riker, 22; Pablo es costarricense y Riker, estadounidense. Pablo es pelinegro y Riker, rubio; Pablo tiene un mal acento en el inglés que nadie ha sabido corregírselo, y Riker es un master en el inglés y también entiende español. Pablo es un celoso quejica que no sabe conquistar, y Riker nació para conquistar chicas, sabe controlar sus celos y sabe cuándo guiarse por ellos para desenmascarar a la infiel. Está muy claro quiénes se están enfrentando, por qué, para qué y quién está en la desventaja.

A parte de todo, Pablo se comportó aquella vez como el típico macho cuando le quitan a su hembra; se porta indiferente; aunque no lo está, y pretende olvidarlo, pero no puede, porque a la chica de la cual él gusta la ve todos los días.

Cuando llegó Olivia, las cosas fueron peores. Ella saludó a todo el mundo, pero lamentablemente hay una persona a la que no le agrada recibir un “buenos días”. Es muy probable que por esa razón es que no le gusta decir “buenos días”.

Pablo le lanzó unas palabras de odio. A nadie le agradó el comentario agregado por Pablo, pero sus oídos tuvieron que escucharlo. Cuando acabó de hablar, se hizo el silencio de muerte y permaneció así. Entonces Olivia rompió el silencio y lo mandó de regreso a Costa Rica Entonces todo el mundo volvió a sus actividades cotidianas y completamente usuales. Mientras, Ángela y Olivia salían de la vista de Pablo, pero manteniendo el contacto visual con él. Entonces él decidió volver a los vasos y las chicas aprovecharon para escabullirse rápidamente para que nadie las viera.

Llegaron hasta una esquina—la esquina oscura—, en donde solo un ojo muy experto las notaría, y comenzaron a comentar entre ellas sobre la actitud que toma Pablo de repente, como si sufriera de bipolaridad…; a parte, Ángela intentó introducir el tema de la clase de español que le tocaría impartir dentro de unas horas y los nervios que la comían por dentro, pero Olivia se mantuvo hablando de Pablo, Pablo y más Pablo. Entre tanto parloteo y argumentos, contraargumentos y contra acciones, Ángela advirtió la presencia de Riker; venía acompañado de su hermana, Rydel. Ángela sintió el enorme deseo de ir al encuentro de Riker, pero si no hubiese sido por los ánimos de Olivia al decirle “Ve”, acompañado de un ademán  de dirección y luego un susurro en el oído, que decía “es un bombón”,  ella no hubiera ido y muchas cosas no hubieran sucedido.

Entonces Ángela fue a saludar a Riker. Notó que Riker andaba con la mirada ansiosamente buscando incansablemente, por todo el recibidor en donde se encontraban, a una persona en específico; pero esa persona ya lo había encontrado a él primero que él a ella, y le mantenía la mirada fija, hasta que sintiera que le quemara y advirtiera quién era la causa del ardor interior que sentía. Por fin pudo encontrar a esa causa, angelicalmente encapsulada en una persona con un nombre parecido.

Ángela fue caminando despacio, con nerviosismo, que claramente se notaba en el tic de los dedos de las manos; se pellizcaba los dedos de las manos con tanta avidez y al mismo tiempo frialdad—porque tenía las manos frías por los nervios—que cualquiera que estuviera cerca, y tuviera tiempo para notarlo, pensaría que probablemente tuviera una infección o una enfermedad que causase que tuviera que mudar la piel, y en ese momento se estuviera arrancando la piel vieja.

Riker avanzaba con la mirada perdida, pero no en sus ojos; al contrario, estaba perdido y aun así trataba de perderse en los ojos de Ángela. Sin embargo, ella sintió que algo saldría horrorosamente mal si ella se dejaba perder en los ojos de Riker, o si él se perdía en los suyos; por esta razón ella trató de bajar la mirada, para evitar que Riker encontrara la rueca, se pinchase con ella y cayese en un sueño de 100 años. Ángela quiso apresurar su paso, para salir ya de ese trance y evitarse futuros problemas, pero sus piernas no quisieron ir a más velocidad que a 3 kilómetros por mes.

Cuando por fin Riker y Ángela estuvieron a poco menos de un metro de distancia, el trance de los ojos a distancia acabó, entonces comenzó el trance de los ojos de cerca. Entonces Riker inició la conversación—Ángela moría de nervios, por él y por la clase de español—diciendo:

Hello, Angela—comienza muy nice.
Hi. How are you?—le dice Ángela en tono dulce y suave.
I should ask that. You look so nervous.

It’s totally normal; it’s my first time teaching. I guess I’m afraid of them.
I’m one of them, I’m your pupil.
Yes, Riker, you are; but… you’re different.

—Okay, you are the teacher.
You know what? This is ridiculous I mustn’t be afraid about a class!
—Okay, you are the teacher—comentó Riker.

Wanna go up with me—Ángela tomó la muñeca de Riker y la apretó fuertemente.
—for what?

—to acquaint.
—oh…

Ángela ya tenía a Riker sujeto de la muñeca, de este modo, simplemente lo arrastró escaleras arriba y lo llevó hasta el supuesto cuarto que sería la sala de Español. Entonces ambos entraron a la sala, Riker pasó hacia el fondo y Ángela cerró la puerta con pestillo.

Woah, I would never think you were the one which lock the door!—exclamó Riker.
—It’s because I have him malice—dijo Ángela en un susurro.

—Who?
—Pablo! The guy at the table bar.
—oh, that guy! —exclamó Riker.

Cuando una persona empieza el día feliz de la vida, luego ve a una persona y se desata, es porque quiere decir que tiene un problema con esa persona, o bien que tal vez tenga un problema con cualquier persona dependiendo de la situación. Pero en el caso de Pablo y Ángela, el problema es definitivamente y únicamente con ella.

El pobre Pablo sufre de celos y de bipolaridad, enfermedades que, hasta cierto punto pueden llegar a resultar peligrosas, mortales y dañinas para la sociedad y para el estatus psicológico de muchas personas dentro de la sociedad. Sobre todo, cuando toca lidiar con una persona así, lo mejor es tratar de evitarlo y, si toca verle, tratar de no provocarlo.