martes, 13 de septiembre de 2016

Capítulo décimo octavo


Llamaron a los familiares de la joven Rivera. Los tres se levantaron, pero solo dejaron entrar al hermano. Alex entró y lo primero que hizo fue preguntar si estaba embarazada. Ángela se ruborizó y dijo que no. Supuso que Alexander ya sabía de ella y Riker.

Una enfermera contestó y reveló lo de la heroína. Alex se levantó enojado y quiso pegarle a su hermana, pero supo que lo arrestarían a él.

Alex le dio 5 vueltas a toda la habitación, luego se sentó y puso una cara de “espero una explicación”. Por supuesto que Ángela le explicó todo lo del polvito y lo que sucedió; Alex le creyó… más o menos.

Hasta llegar al hospital fue cuando me di cuenta de lo equivocada que estaba. De ningunas manera nada que tome va a solucionar mis problemas. Una vieja misteriosa no me puede dar la solución a mis problemas. De ahora en más solo seré yo contra ellos. Es mejor resolver a la antigua, así me aseguro de que el trabajo sea bien hecho. ;)
“El diario secreto de Ángela Rivera”,
David, Panamá, 31 de enero de 2016
R5lover
R5ytutuhistoria.com

                                 *              *                *

Le dieron de alta y, después de conocer la verdadera versión de los hechos—con un poco de suerte y 24 mil dólares que pagó Alex a la policía—los agentes de la DEA la dejaron ir libre con la condición de que no se acercara más al mundo de las drogas. Más específicamente: “Múdate de Commerce”. Y eso fue lo que hicieron ella y Olivia.

Ángela salió caminando detrás de Alex y dijo a los otros dos “Nos vamos”. Riker los invitó a ir al cine y aceptó ella esta vez. Alex también aceptó, y aunque habíase dicho que no se entrometería, mientras estuviera en Los Ángeles podría vigilar a Riker y mirarlo cautelosamente y con malicia.

A pesar de todas estas miradas, a Riker le valió e intentó besar a Ángela en frente de las narices de su hermano 5 años mayor que ella. Para gusto de Alex, ella no se dejó besar. Cuando Riker puso sus labios en posición, ella simplemente bajó la cabeza, apartando sus labios y sus ojos; pero sin alejar su cabeza y dejándola entre las manos de Riker. Riker entendió y le besó el cabello, en cambio.

Aunque no se besaran, sí se tomaron de la mano, Riker la abrigó con su abrigo, al anochecer, se abrazaron, Riker le compró palomitas y fue cariñoso, juguetón y pícaro con ella. Y después de que Riker hiciera todo esto y que ella no le permitiera ni acercarse a sus labios.

Riker la acompaño hasta la puerta de su apartamento y ahí se despidió de los chicos.

Al entrar, todo estaba limpio y más ordenado que nunca. Pero Ángela encontró la misma bolsita con heroína debajo del cojín del sofá. Ángela esperó a que Olivia se fuera a dormir y, sin pensarlo un segundo, lanzó la bolsa a la ventana inmediatamente arriba. En ese piso había una pareja de cubanos discutiendo. Se oyó un disparo silencioso. Ángela fue testigo de un asesinato, pero la bolsa de drogas ya estaba en aquel piso. Ángela huyó desesperadamente hacia el dormitorio, como niño que ha hecho una travesura. Se topó con Olivia que no podía dormir: la pesadilla continuaba. Aún no había acabado.

Ángela lloró en silencio por todo lo que había sido testigo allá arriba. Ella nunca había visto ni oído a una persona morir, y aunque solo la haya oído, lo sintió. Se imaginó las imágenes y quedó horrorizada. Más tarde Olivia llamó a la policía y ambas contaron lo que sabían que sucedió. Luego se fueron a la cama. Ángela estaba muy alterada, y sin tomarse nada, intentó dormir.

Supuestamente no tenía nada que ver con lo que sucedió en el piso de arriba, pero, en la noche del homicidio, la policía encontró, curiosamente una bolsa con un polvito blanco que resultó ser heroína. ¡Qué casualidad!

Llamaron a Ángela a ir a la oficina de la DEA y luego a la comisaría. Ella fue con su hermano.

Habían acordado, antes que la dejarían en libertad con la condición de que se alejara de las drogas. Solo había pasado un día y Alex había pagado una fianza.
Por un momento Ángela creyó que iba a ser arrestada; pero no había pasado ni un día. Eso no podía ser. Alex tuvo que pagar otra fianza de $5 mil.
—En serio no puedo creer que en dos días haya gastado 29 mil dólares en ti, hermanita, y no fue en ropa.

—Es que mi situación económica actual no me permite comprarme más ropa que la traía de Panamá.
Alex suspiró. Estaba muy enojado con su hermanita.

—Angie, ¿y por eso tenías que meterte en drogas?... ¡¿Y con un gringo?!
—No me metí en drogas con un gringo. ¡Ni siquiera ando con él! Además la droga llegó a mí.
—¡No grites! Nos vamos a meter en más problemas.

Alex llevó a Ángela a su trabajo, en donde vio a Riker, lo cual le causó muy mala espina. Ángela evitó a toda costa que se supiera lo que había sucedido en su dormitorio la noche anterior.

Ángela llevaba consigo las “páginas de Emma”. Estaba sentada en la barra. Todavía era temprano para trabajar, así que tenía tiempo para ver de qué trataban esas páginas. Riker y Rydel estaban sentados en una mesa, sin protestar, porque el lugar todavía no estaba abierto. En realidad eran los únicos que estaban ahí, aparte de las meseras que estaban festejando algo, ignorando a los dos rubios, sin percatarse de que igual tendrían que atenderlos cuando empezara el turno.

Ángela estaba ignorante a todo el mundo, absorta en lo que leía; y Pablo estaba inventando cosas en la plancha. ¡Le puso aceite a la plancha para intentar cocinar algo bien extraño! En estos descuidos, el largo pelo de Ángela cayó sobre la plancha.

—EMmmm, Angie—dijo Mónica—creo que ese cabello sabía mejor sin freírlo…
— ¡Qué dices, Mona!—Ángela miró su pelo. La mitad de sus puntas estaban chamuscadas. Pablo interjectó y exasperó un “ah”— ¡Pablo desgraciado! ¿Qué le hiciste a mi pelo?


........................
Hola! Lamento haberme tardado en subir este capítulo. Tuve una arrolladora semana de exámenes, pero ahora estoy aquí. 
Espero que les guste este capítulo, sé que no parece mucho, pero es que lo escribí hace como dos años. por favor dejen sus comentarios, síganme en twitter: @guadalu86024513. ahora voy a usar más mi twitter para comunicar sobre mis novelas que estoy escribiendo. 
pueden seguirme en google+, seguir mi blog y compartir mi dirección.
si te gusta mi novela, ¡NO SEAS un lector callado! COMENTA y déjame saber tu opinión.
Eso es todo por hoy. Estaré por aquí la próxima semana.

domingo, 28 de agosto de 2016

Capítulo décimo séptimo


Cuando Ángela iba saliendo sucedieron dos cosas muy importantes.
1.    Riker la miró con melancolía, mientras se iba; entonces Pablo para amenazar a Riker para que no se lleve a su chica. Al día siguiente al incidente que ocurrió cerca de la residencia de Ángela y Olivia, Pablo se mostró muy amable con ella. Ángela la contó su problema y, una hora después Pablo vino con un fajo de billetes. Ángela no lo quiso aceptar, pero Pablo la obligó. Al día siguiente Pablo le pidió ser su novia; Ángela se sintió amenazada y tuvo que decir que sí. Desde entonces cada tres días Pablo le daba a Ángela un fajo con mil dólares y ella pagaba con besos muy calientes.
2.    Mientras Pablo y Riker discutían por Ángela, ella iba saliendo por la calle principal del barrio. Una misteriosa mujer se apareció junto a ella, Llevaba una capa negra. Le dijo que sabía cuál era la solución para cuando tienes dos chicos peleando por ti.

— ¿Pero cómo usted conoce de vida?
—Yo soy sabia y te traigo la solución—respondió la mujer.

Ángela recibió la bolsita con un polvito blanco; y le dio las indicaciones de cómo prepararlo: servir en una taza agua fría y agregar tres cucharadas soperas del polvito blanco; mientras se disuelve y bebe, concentrar todos los pensamientos en el deseo: que el destino escoja con cuál de los dos chicos debe estar ella. Era como un té frío.

La mujer le dio el polvito blanco gratis. Dijo que necesitaba hacer una buena acción antes de morir.

Ángela fue a casa. Olivia estaba ahí. Ambas de fueron a dormir y Ángela no se tomó le polvito blanco ese día, pero lo guardó.

** Al día siguiente**

Entonces fue el día. Riker vio a Pablo y a Ángela besarse muy apasionadamente. Pablo vio a Riker observándolos y comenzó a besar a Ángela de forma más sensual, tocándola y con ademanes de querer tener sexo en ese preciso instante. Ángela le siguió y Riker se fue justo antes de que Ángela quisiera terminar el beso.

Más tarde ella volvió a casa. Estaba estudiando uno de esos librotes en inglés. Le faltaba un año para poder graduarse de medicina general y entonces poder tomar neurología. De repente esa bolsita apareció en su rango de visión mientras ella descansaba la vista. Esa maldita bolsita. La tentación entró en su mente y comenzó a imaginarse a sí misma tomándose el té de eso. ¿Qué podría suceder? ¿Resolvería su problema? ¿Ella tenía en verdad un problema? Recordó el beso que le dio Pablo. Le gustó, pero seguía siendo obligado, de parte de ella. Pensó en Riker, sintió algo en su estómago cuando pensó en Riker. Sus ojos, su cabello, su boca, las palabras que salían de allí, su forma de hablar; sus manos educadas, en nada parecidas a las irreverentes de Pablo.

Se decidió. No había nadie más en casa. Preparó el té y se lo tomó mientras miraba un canal de cocina. Al primer trago todo estuvo normal; al segundo, Ángela comenzó a sentir malestar; al tercero, se sintió adormecida. Luego levantó el brazo para tomar un cuarto trago. Entonces… desfalleció.

                                 *          *            *

Riker estuvo llamando a Ángela más de 20 veces. Igualmente sus hermanos le llamaron innumerables veces. Riker no les contestó, al igual que Ángela no le contestó.

En ocasiones anteriores Ángela había invitado a Riker a venir a su apartamento, así que él ya sabía dónde vivía. Fue a la dirección, llegó a la primera planta del edificio de 7 pisos. Ahí se encontró con Olivia. Le contó todo lo que sucedía y subieron juntos en el ascensor.

Llegaron al piso y Olivia abrió la puerta del apartamento con su llave. Lentamente imagen apareció a la vista de Riker, desgarrando su enamorado corazón.
—Riker… Call 911

Ángela estaba tirada en el suelo, con el cuerpo torcido, los ojos cerrados, como si dormitara; pero con la boca abierta y un líquido extraño saliendo de ella. Muy cerca de ella había una taza rota y un charco que parecía tener el mismo líquido que se hallaba en la boca de Ángela.

Olivia revisó sus signos vitales: apenas respiraba y tenía el pulso acelerado.
Cuando la ambulancia llegó Ángela estaba muriendo. Y Riker también, solo que seguiría sobre esta tierra, pero sin alma ni corazón.

Cuando los paramédicos preguntaron que quién iba a ir con ella en la ambulancia, Riker y Olivia se miraron uno al otro. Olivia le dijo que fuera él. Riker iba a ir de todas formas, aunque ella no quisiera. Olivia se quedó cuidando el apartamento. Ella tenía el presentimiento de que debía estar allí.

Ya en el hospital, los doctores luchaban por salvar la vida de la joven traficante de drogas; solo para que conscientemente fuera arrestada. A Riker se le negó verla; pero sí le dijeron que siendo un artista de fama intachable no debería estar cerca de personas relacionadas con las drogas.

Una hora más tarde, los oficiales de la DEA dejaron el apartamento confirmando que no había ninguna otra droga aparte del medio kilo de heroína que había en la bolsita. Cuando los oficiales se fueron, Olivia se fue al hospital a ver a Ángela.

Olivia toma la decisión apresurada de llamar al Alex, el hermano—cinco años mayor—de Ángela. Alex llegó desde Finlandia, 7 horas después de que Olivia llamara. Ángela despertó 2 horas antes de que llegara su hermano. Aun así no le dejaron a Alex ver a su hermanita.

Durante los próximos 60 minutos, los tres aprovecharon para conocerse mejor entre sí. Había una gran tensión que no necesariamente provenía de Riker y Alex. Olivia no conocía mucho a Alex. Solo lo había visto vía Skype y tenía su número porque a veces hablaban y Olivia le contaba lo que Ángela no se atrevía a contarle a su hermano. Riker era una de esas cosas; Ángela consideraba que era innecesario hablarle de eso a su hermano. Pero aunque Alex ya había oído de él, lo único que sabía era que este chico, tres años menor que él era ya parte de la vida de Ángela.
Por otro lado Alex tampoco sabía de la compañera de cuarto de su hermanita. Había hablado con ella, pero no la conocía de verdad, y ella tampoco a él. Pero por esos 60 minutos Alex dirigió su atención únicamente al rubio que parecía saber mucho de su hermana castaña. Alex no quiso entrometerse y le dio el visto bueno al rubio..

-----------------------------
Bueno, así termina esta maratón. Y por supuesto esta novela no termina aquí. hazme saber si te gusta esta novela en los comentarios, así tendré más motivación para escribir los siguientes capítulos. 
Ya estamos en la mitad de la novela.
hasta la próxima :3 :3 :3

Capítulo décimo sexto


Ángela recordó lo que sucedió ese día en el edifico y consideró seriamente la posibilidad de que se tuvieran que mudar de donde estaban viviendo en ese momento. Ese día estuvo muy desconcentrada, tan desconcentrada que no se dio cuenta que Riker y Rydel estaban en una mesa del restaurante y habían rechazado a todos los meseros que llegaron antes a tomarles el pedido, porque Riker quería tener alguna excusa para hablar con ella. Como ella ni se percató que había alguien en ese recinto cuyo corazón latía sólo por verla trabajar tan naturalmente, Riker y Rydel terminaron ordenando cualquier cosa y yéndose. Ángela gastó todo su poder mental de concentración en ingeniar un plan para mudarse de ese lugar e irse a un lugar más seguro, con su situación económica.

Lo primero que decidieron fue el barrido a dónde mudarse y que estuviera barato el alquiler. Misión imposible. Los padres de Ángela le envían mensualmente $ 1000. Además ella tiene una beca universitaria de su país que le cubre todos los gastos universitarios—menos el hospedaje y la comida—por cinco años; siempre y cuando mantenga buenas notas.

Ángela gana mensualmente $1535 en el bar. Olivia tiene una beca que le paga solamente $1000 y el bar gana 1300, por debajo del salario mínimo.
El alquiler del apartamento donde viven es de $500 al mes. Sus ingresos totales son de 2835. Menos todos los gastos, aproximadamente solo les quedan cerca de 200 dólares. Ese es su ahorro.

Hay apartamentos en el centro de Los Ángeles y que son seguros. El más barato que encontró fue de 1300 al mes. Con sus salarios y sus becas no podrían pagar ese alquiler. La casa queda a 50 kilómetros de su lugar de trabajo, o sea que tendrían que sumar a sus gastos el transporte. Una opción es dejar de trabajar ahí, pero ella tiene el curso de español que le aporta unos 200 dólares más, mensuales.

Olivia está intentando aplicar para una mejor beca, como la de Ángela, pero es muy difícil; tiene que estudiar mucho y es por concurso, el cual solo se hace una vez al año, en agosto. Falta muy poco para la fecha del examen; pero aun así ellas creen que pueden logarlo.

Ángela debía preparar una clase de una hora para casa sábado y debía hacer un espectáculo cada noche para atraer a más clientes y ganarse un aumento de unos $300; también debía ayudar a Olivia a estudiar y no olvidarse de estudiar ella misma. La cereza del pastel es que Riker solo estorbaba a Ángela y complicada mucho su estado de ánimo.

Dos semanas después, todavía estando Ángela en su forzosa y exhaustiva rutina diaria, Riker y Ángela se encontraron en el bar. Era tarde por la noche. El lugar ya había cerrado. Solo estaban, Pablo, Riker y Ángela dentro del lugar. Pablo escuchaba, muy celoso, todo lo que Riker le decía a Ángela.

Riker intentaba conquistar a Ángela. Ella solo se preocupaba por su trabajo y por las notas de ambas; siempre andaba muy apresurada y jamás se quedaba un rato a charlar con Riker. Él venía a verla muchas veces y nunca logró tener una conversación decente con ella.

Aquella vez Riker le impidió salir del lugar, la asió del brazo y la obligó a sentarse en una mesa con él.

Pediré dos bebidas.
—Riker, ya estamos cerramos—protestó Ángela.
—Yo las traigo—gritó Pablo. Y al instante salió volando a prepararlas, para luego entregarlas al rubio.

Riker la obligó a hablar, pero Ángela se mantuvo en silencio durante 15 minutos. No miró a Riker, ni a Pablo, el cual estaba muy ansioso todavía frente a ellos, esperando ver qué sucedía a continuación.

Solo un vaso de bebida estaba en los ojos de ella; no veía más nada. ¡Cómo sudaba el vaso! Siguió con la mirada una gota que se deslizó desde arriba, pasando por las curvas del vaso, hasta llegar a la base.


Entonces Riker tomó su mano y la sujetó fuerte—I’m your friend. Please, tell me! What’s going on?—. Ángela lo miró un segundo y luego volvió a mirar el vaso. Riker se acercó más a ella y le acarició el hombro contrario. Ángela lanzó un suspiro y dijo—. I must go home. Tomorrow I have an important exam—. Volvió a mirar a Riker, a los ojos, de forma suplicante—. Please, let me go—Riker debió dejarla ir. No pudo con esos hermosos ojos cafés, como el café boqueteño. 
----
Hola!
Sé que ha pasado tiempo, pero aquí vengo a reponerlo.
hoy tendré maratón de dos capítulos. espero que les agrade.
Prox cap en minutos
:3

viernes, 12 de agosto de 2016

Capítulo décimo quinto:


Emma se llevó a Ángela a la cafetería y, más específicamente, la llevó a la zona VIP, a donde sólo los populares, los presidentes y los cuadros de Honor se sientan. Ahí se sentaron la dos y ella le dio unos papeles sin decirle que eran. Lo único que dijo fue:

—Guárdalos rápido. No vaya a ser que nuestros enemigos nos descubran—Y luego agregó—: Léelos cuidadosamente y luego vienes a una de nuestras sesiones del comité del consejo estudiantil y nos dices tu opinión sobre lo que ahí hemos propuesto—. Miró en derredor y dijo—: ¡Guárdalos! No dejes que nadie los vea—. Entonces se retiró.

Ángela hizo caso y guardó los papeles que le entregó Emma. Pero no dejó de preguntarse qué eran esos papeles. Decidió no provocar a nadie y ocultar los papeles en su bolso. Entonces sí pudo al apartamento tranquila y en paz.

Al llegar allá, como estaba sola porque Olivia todavía estaba en la Universidad, sacó el manojo de páginas y las puso debajo de su almohada, diciéndose “Nadie, es nadie”.

Ángela se puso a preparar el almuerzo, ya que ella y su compañera hacían lo posible por ahorrar dinero porque, éste escaseaba. Además es una tradición muy hispanoamericana preparar la comida en casa.

Eran las dos y media de la tarde cuando Olivia por fin llegó del College. Ella y Ángela comieron el almuerzo y luego vieron algo de televisión para “relajarse”.

No habían terminado de comer cuando unos no-desesperados, pero sonoros gritos inundaron todos los apartamentos de ese pasillo, escuchándose hasta más fuertes que la música de algunos vecinos los fines de semana de verano. Ángela y Olivia se estremecieron al oír estos gritos que combinaban palabras en inglés, español y portugués; sin embargo Ángela no logró entender gran parte de lo que decía porque la persona que gritaba tenía una extraña combinación entre acento puertorriqueño y cubano.

En otro país todos los inquilinos saldrían de sus casas y se asomarían a la puerta a ver qué sucede en el pasillo. Sin embargo, aquí todos están amenazados de muerte y por eso nadie se asomó a la puerta a ver; al menos por su cuenta. Diez minutos después de que cesarán los gritos la DEA comenzó a tocar las puertas de todas las residencias, no solo las de ese pasillo, sino todas las del edificio.

Ángela y Olivia escucharon gente llamando a las puertas cercanas a su apartamento y se preguntaron qué sería, qué era lo que había ocurrido y qué vendría luego.

Era difícil estar ahí, sentado, solo escuchando lo que se podía escuchar y tratando de terminar de tragar lo que se tiene en la garganta para no tener que atragantarse después con la comida.

Ángela y Olivia solo se comunicaron por señas, por miradas y por susurros preguntando lo obvio, lo que no daría información personal sobre ellas o sobre sus situaciones económicas, políticas, sociales, jurídicas o académicas. Se preguntaron cosas como: “¿Qué crees que esté pasando?” y “¿Escuchas algo?”

Olivia apagó el televisor y se sentó en el suelo, haciéndole señas a Ángela para que hiciera lo mismo. Ella se sentó y se acercó a ella. Olivia comenzó a hablar al oído y le dijo:

—Estoy comenzando a pensar que deberíamos mudarnos. Este lugar es muy peligroso—dijo Olivia.
—Yo también lo creo. ¿Ya ha pasado esto antes? —Preguntó Ángela hablándole también en el oído.

—No exactamente, pero sí.
— ¿Y ahora qué?

Olivia analizó la situación en ese momento. Ella es dos años mayor que Ángela y se sentía a cargo de ella y de todo lo que vive dentro de ese apartamento cuya renta ellas dos la pagan. Sin embargo sus pensamientos fueron interrumpidos cuando alguien tocó a la puerta de su apartamento, y ambas sabían ya quién era.

Olivia tomó aire y valor, se acercó a la puerta y la abrió sonriendo de buena manera y amablemente. Pero los agentes de la DEA no fueron tan amables como ella. Solo irrumpieron en el apartamento como Pedro por su casa y, cuando ya estuvieron dentro, fue que dijeron “Permiso”. Fuera en Panamá esta situación, Ángela los echaría a escobazos; pero no tenía una escoba y eso sería un delito, o tal vez no; pero sí podría tener problemas con las autoridades por eso.

Los agentes de la DEA, después de que dijeron “Permiso”, informaron que venían a allanar su residencia y que tenían orden para allanar y ésa y todas las demás residencias de ese edificio. Mostraron el permiso, firmado, para allanar las residencias; y continuaron haciendo estragos dentro del apartamento de Ángela y Olivia. Suerte que en su departamento ellas no tenían cosas delicadas o delicadas y de valor monetario, porque seguramente los agentes de la DEA no pagarían ni un centavo por daños y a Ángela y Olivia les quitaría mucho tiempo de estudio y de trabajo ir a poner una queja o demandarlos por daños hechos en su departamento.

Ángela los vigiló con la vista y se le erizaron los pelos cuando vio que los agentes de la DEA iban para su habitación.

—Also You’re gonna get  in our bedroom?? —Preguntó Ángela asustada.

Asustada no porque encontraran drogas en su habitación, sino porque tenía los papeles, que Emma la había dado, debajo de su almohada. Nadie es nadie. Seguía recordándose en su mente. Tenía miedo de que Olivia viera esos papeles y la criticara por estar relacionarse con las Very Important People. También le atemorizaba que los agentes de la DEA no dieran especial importancia a esos papeles y los tiraran como diciendo “Más basura de este lugar”.

Temiendo todas las posibilidades alternativas y tomándose muy en serio la frase que ella misma inventó, Nadie es nadie, se dirigió a su habitación; justo cinco segundos después de que otro oficial de la DEA—que no había entrado en la recámara—le respondiera a Ángela diciendo: “They ruled us to look in every room these apartments have”.

Ángela entró en su habitación y se quedó parada junto a la pared sin llamar la atención. Los agentes de la DEA encontraron, como ya era de esperarse, las página que Ángela tenía debajo de su almohada. El oficial que la había tomado empezó a leerla, y Ángela se acercó a él, haciendo el ademán de pedir que le entregara el majo de páginas, pero él se negó rotundamente y de forma mezquina. Y luego preguntó con palabras:

—What is this?
—Those are documents from my college—. Hizo una breve pausa y luego agregó—: Like notes my Friends and I took while classes, you know, to study better…

—This does not seem like notes you and your friends took while classes—. Dijo haciéndole burla a Ángela.
—Those are college’s stuff, anyway—dijo Ángela en un tono cansado.

—STUFF?!!! PUT YOUR HANDS BEHIND YOU HEAD. YOU’RE ARRESTED—gritó el agente de la DEA.

Lo que este hombre había entendido de lo que le dijo Ángela era que ella y sus compañeros de la universidad traficaban cocaína, porque ése es uno de los significados de la palabra “stuff”.

Ángela tuvo que explicarle, con toda la calma del mundo, con pelos y señales, y tratando de utilizar grupos de palabras sinónimas que expresaran el mismo sentido, para que hubiera deficiencia de comunicación y que se entendieran ella y los agentes de la DEA. Entonces ella obtuvo las páginas por las cuales tanto debatió y pudo leer el título. Estaba en inglés, por eso el agente de la DEA pudo darse cuenta que no eran notas que ella y sus compañeros habían tomado durante las clases. El título decía, en traducción al español: “Programa de Defensa de la Facultad de Medicina”. Leyendo solo este título no habría razones por las cuales pensar que eso era un contrato de compra de drogas, por ejemplo; lo cual sería muy estúpido tener uno en posesión. Sin embargo el agente que tomó estos documentos supuso que eso podría estar escrito en código. Este agente tiene una forma de pensar que lo lleva a indagar hasta lo más hondo; de tal manera que la gente inocente se pone nerviosa y queda como un posible sospecho, lo cual hace que la gente se desespere más aún. Como él dice: “Todos son culpables hasta que se demuestre lo contrario; porque nadie es inocente, todos somos culpables”.

Los agentes de la DEA estuvieron “allanando” el apartamento de Ángela y Olivia durante ochenta y cinco minutos; así que ambas llegaron tarde a su trabajo. Hablando de todo el edificio, ellos no salieron de él hasta 4 horas después del atardecer. En el apartamento que habían allanado primero encontraron 200 Kilos de cacaína, sin embargo no encontraron más nada en los otros apartamentos. Entonces se fueron felizmente después de haber arrestado a quiénes vivían en ese apartamento.

Ese día, Ángela y Olivia llegaron tarde a su trabajo, pero igualmente se pusieron a trabar como todos los demás. Ángela recordó lo que sucedió ese día en el edifico y consideró seriamente la posibilidad de que se tuvieran que mudar…

-------------------------------------------------
Hola, ha pasado mucho tiempo, pero todavía no me he olvidado de este blog. Voy a seguir publicando esta novela. Me gusta mucho esta novela y por eso no puedo dejar de escribirla.
Ya sé que siempre que prometo no puedo cumplirlo, pero esta vez voy a marcar la diferencia. A partir de hoy va ha haber un capítulo cada fin de semana. Hoy comienzo. Ahora les compartiré un vídeo de una canción vieja y sonada. Es mi favorita, así que espero que la disfruten.Nos leemos la próxima semana. Besos :3 :3







sábado, 11 de junio de 2016

Capítulo décimo cuarto:

“Shhhh, no tengas miedo; no te voy a hacer daño”, le susurró Riker. Ángela había volteado su cara hacia el lado opuesto de donde se encontraba Riker, para no verlo y evitar que siguiera acariciándola; pero él continuaba. Entonces le dijo:

No importa lo que suceda, recuerda que yo nunca voy a ir más allá de lo que tú quieras. Si me quieres lejos de ti, lo entenderé; si quieres que no te insista, lo entenderé; si quieres que vaya más despacio, lo entenderé. Solo dímelo—hizo una pausa, durante la cual Ángela le lanzó una furtiva mirada; y luego volvió a hablar RikerEn serio me gustas, Ángela. Es algo que jamás he sentido con ninguna otra chica. Es como si…

¿Cómo si estuviéramos predestinados a estar juntos?completó Ángela.
¡Sí, eso mismo!

Riker y Ángela se abrazaron, éste sosteniendo la cabeza de Ángela y recostándola en su pecho, como un águila guía. Acabado ese abrazo—o más bien, cuando Riker quiso que se acabara pero Ángela no—, Riker le dijo al oído: “solo quiero que sepas que no quiero nada malo de ti, solo tu corazón, un espacio en tu corazón—no es que quiera sacarte el corazón y traficarlo… —. Pero, también necesitaba decirte que pienso que el vientre de una mujer es lo más sagrado en este mundo, que te voy a respetar y a amar, si me aceptas, claro…”

Riker continuó hablando y diciendo palabras tan hermosas salidas solo de la boca de un poeta como él, y Ángela lo escuchó con una sonrisa en sus labios, mirándolo a los ojos y poniendo atención en cada gesto facial y corporal que hacia Riker. Cuando terminó de hablar, Ángela dijo:

—Riker, son muy lindas tus palabras. Y me gustaría estar contigo, pero creo que es demasiado pronto. Sin embargo me agrada que seas sincero conmigo desde el principio y me digas lo que sientes, porque así yo te puedo tomar en consideración. No me gusta darme cuenta de estas cosas, estando obviando a esa persona durante mucho tiempo o estando teniendo otros planes y no tomarlo en consideración para nada.

Riker asintió con la cabeza y aceptó que Ángela lo rechazara con amor, con cariño y con respeto—los tres ingredientes para salvar el mundo—, aparte de ética.
Ambos se despidieron y se fueron por caminos diferentes; cada quien a su casa: Ángela hacia el surdeste del punto donde se encontraban y Riker hacia suroeste de donde se encontraban.

                         *          *           *

Al día siguiente (domingo en casa de Riker)

Riker despierta temprano, era domingo, pero igualmente tenía cosas por hacer. Estaba en proceso una nueva canción: ‘Smile’. Riker pensó en todas las cosas que siente cuando está con Ángela, cuando ella dice su nombre, cuando le sonríe. Riker es un chico muy cambiante. En un momento empezó a escribir Smile estando enamorado de otra chica. Pero ahora—cree—está seguro que ésta es la chica a la cual debe dedicarle esa canción. Riker se siente como su hermano Rocky cuando está con su novia, Alexa.

Riker terminó de escribir la letra de la canción. Tomó su guitarra y comenzó a tocar notas al azar. En realidad ésa es la función de Ross, pero él quiso intentarlo por sí mismo. Inmediatamente comenzó a sentir cuál era la nota con la que debía comenzar. Tras varios intentos logró sacar una melodía dulce, llena de inspiración, de alegría, amor y de todos los sentimientos que Riker acostumbra a transmitir en sus canciones.

Al rato aparece Rydel pidiéndole a Riker que haga un poco de silencio para ella poder. Entonces notó que él estaba perdido en una melodía que salía de su guitarra. Entonces ella decidió perderse también en la melodía que Riker estaba componiendo. Trajo su teclado es intentó seguirle el ritmo y elaborar una melodía para teclado que vaya con la melodía de guitarra. Rydel logró encontrar la melodía perfecta y siguió a Riker.

Entonces apareció Ross y Riker se percató de su presencia. Rydel le dijo: “Call Ratliff; this is good”. Ross desapareció, regresando en seguida con Ratliff. Después de dos minutos la habitación de Riker ya parecía muy pequeña.

Con Ratliff—ya que su instrumento es el menos práctico para transportar—movieron todos los instrumentos hasta el garaje y comenzaron a ensayar de forma muy formal, como debe ser.

Luego de tres horas se acordaron de que debían desayunar antes de comenzar a trabajar. Pero como a Riker le había llegado la inspiración antes que el hambre, todos siguieron su ejemplo como buenas ovejitas.

Ese día, la banda, como una agrupación musical, terminó esa canción y hasta la escribieron en partituras por el temor que tenía Riker a que se le olvidara la melodía. Entonces pudieron desayunar, o más bien, dealmorzar. Luego fueron a dar un paseo por L.A., ya que no siempre se tiene tiempo para pasear y relajarse un poco, porque vivir en la ciudad es muy estresante, y especialmente la ciudad de Los Ángelas, donde se mueve mucho dinero; tanto de la industria portuaria como del narcotráfico y de Hollywood: entre ello, todos los estudios de Disney de las demás compañías del séptimo arte.


(al día siguiente)

Ángela estaba saliendo de uno de los laboratorios, después de haber hecho un ejercicio teórico-práctico sobre identificación de las cortezas cerebrales. Jason (el chico mencionado en el capítulo 1) iba saliendo del baño de hombres, el cual era la puerta contigua. Ángela iba descuidada, cargando sus libros que casi no le dejaban ver, y además venía pensando en lo mucho que odiaba a su profesor. Por todo lo que decía él de su país en sus clases, se había ganado el título de “Cabecera de la lista negra”, dentro de la mente de Ángela.

Jason iba pensando en una nueva táctica para anotar en el Football. Ambos iban distraídos e igualmente se chocaron. Los libros de Ángela quedaron esparcidos por todo el pasillo, al igual que los pensamientos de Jason. Éste se disculpó, en español, le recogió los libros a Ángela y se fue. Pero a Ángela no le bastó la disculpa. A parte de todo eso, Ángela tuvo la extraña sensación de que una especial hormona masculina se había liberado en ese pasillo…

Ángela decidió pasar todo esto por alto, con el so pretexto de que probablemente se estaba volviendo loca y si hacía más énfasis en ello podría adelantar el proceso de enloquecimiento. Y sería catastrófico que una neuróloga recién graduada ya esté loca de remate. Por eso Ángela prefirió mantener su salud mental e ir a llenar su cerebro de azúcar.

Entonces sucedió otro encuentro extraño con Jason en la cafetería. Todo sucedió de la siguiente manera: Ángela almorzaba con Olivia y otras personas. Entonces Jason se aproximó a su mesa con el propósito de sentarse junto a Ángela. Pero otro chico se adelantó. Mientras Jason pasaba su mirada del delicado cuerpo de Ángela, y la miraba con ternura, a la nuca del otro chico, y lo miraba con odio.

Jason, por estar celoso del lugar en donde estaba el otro, no vio hacia al frente, por donde venía otro chico, de los “raca-taca”. Éste otro chico también venía distraído, pero, a diferencia de Jason, él sí tenía derecho a estar distraído porque era el chico más popular del Instituto. Su comida se esparramó sobre la ropa de este chico y de su séquito. Entonces se formó una pelea con puños y con comida.

Ángela y Olivia se escabulleron antes de que algo peor sucediera y a ellas les echaran la culpa. En una ocasión anterior ya había estado en problemas, Ángela, precisamente por guerras de comida. También Olivia había estado castigada antes por asuntos menores. Por eso, ambas decidieron escaparse de los problemas antes de que las embarraran a ellas también, e irse a la biblioteca a estudiar; así nadie tendría una, aunque sea mínima, razón para acusarlas, porque, en lugar de estar en la guerra de comida estaban haciendo algo productivo: estaban estudiando.

Ángela y Olivia tenían exámenes más o menos complicados. Olivia estudia nutrición y es una de los siete estudiantes de su clase de nutrición.

Después de haber hecho todos los exámenes de ese día y todas las actividades que tenía programado para ese día, Ángela se iba a ir para comenzar su turno en el bar/restaurante donde trabaja. Mientras tanto, Olivia se iba a quedar en el Instituto porque tenía cosas que hacer. Pero mientras ella se iba, la presidenta estudiantil de la Facultad de Medicina corrió hacia ella y le impidió el paso.

—Emma, ¿me dejas pasar? —le preguntó Ángela a la presidenta estudiantil.
—No, no me comprendes. Necesito que hablemos.


Emma se llevó a Ángela a la cafetería y, más específicamente, la llevó a la zona VIP, a donde sólo los populares, los presidentes y los cuadros de Honor se sientan. Ahí se sentaron la dos y ella le dio unos papeles sin decirle que eran.


Capítulo décimo tercero:


Riker, do you think I’m gorgeous?
—Gorgeous?

Ángela arqueó una ceja ante el tono de voz de Riker. Quería saber cuál era el punto de quiebre de Riker y cuánto puede aguantar la presión y la tensión sin mostrar sus cartas. Sin embargo Riker fue más duro que una roca. De forma muy rígida dijo:

—Yes…—dijo de forma muy vaga—likely.

Ángela se enojó y lo demostró con su cara que publicó durante un segundo. Luego de este tiempo reprimió su expresión y simplemente se levantó de la mesa, sin pedir permiso, y se acercó a la barra. Ahí estaba Pablo observando todo con cara de Robot. Ángela intentó humanizarlo pero no pudo, entonces le preguntó muy suavemente al oído:

¿Aún te quedan vasos por romper?

Las facciones faciales de Pablo cambiaron por completo, giró su cabeza 70 grados y miró fijamente a Ángela hasta casi llegar a su punto de quiebre. Ángela creyó que ya no podría mantener la cara seria. Entonces Pablo sonrió humanamente y le indicó a Ángela que entrara a su área de trabajo. Ángela entró.

Un cliente llegó a la barra y pidió un jugo de naranja. Pablo respondió muy groseramente, pero Ángela le reprochó y hasta le sirvió al cliente por él. Con esta acción inició una maravillosa amistada entre Ángela y Pablo.


Pablo se llevó a Ángela a la bodega donde se guardaban los platos, vasos, vajillas y tazas. Le mostró la taza madre para lanzar a alguien. Ángela observó la taza y vio que era demasiado pesada e incómoda para lanzársela a Riker. Al conocer de las verdaderas intenciones que tenía Ángela para la taza madre, Pablo prefirió decirle:

Si quieres vengarte de Riker, debes hacerlo cuando no hayan testigos que te puedan acusar. Recuerda que si causas algún altercado público, el otro rubio te despide.

Sí, ya lo sé… ¿Entonces me vas a ayudar?

Mónica irrumpió en la bodega secreta de Pablo y dijo: “¡Angie!, Riker te requiere con urgencia”.

Ángela salió de la Bodega Secreta de Pablo y fue al encuentro de Riker. Cualquier problema que tuviera Riker, ella podría manejarlo; así le dijo a Pablo para que le dejara ir sola.

Riker estaba dentro de la cocina, hablando con la cocinera. Estaba recostado de la estufa, tratando de mantener la calma, pero en realidad estaba más blanco que una hoja de papel. Cuando Ángela entró en la cocina—y se preparó para poner su pose de “¿y bien? ¿Cuál es el problema?”Lo primero que hizo Riker fue darle un fortísimo abrazo hasta casi no dejarla respirar. Además le dijo al oído: “Lamento haberte ofendido con mi tan grosera contestación”.

Riker soltó a Ángela y la dejó respirar y hablar. Viendo que ella solo quería evadirlo, la tomó por la quijada, la obligó a mirarlo a los ojos y le dijo: “¿Me perdonas?”

Ángela se liberó del agarre de Riker, caminó hacia el almacén de arroz y le pidió a Mirta, la cocinera, que los dejara solos unos momentos. La respuesta de Mirta fue la siguiente: “Sí, claro. Sólo no dejes quemar nada dentro de esta habitación”. Mirta dejó sus utensilios y se tomó un descanso.

Ángela miró a Riker a los ojos, fijamente y comenzó a caminar dibujando un círculo a su derredor. Riker se asustó y le preguntó varias veces “What are you doing?” Sin embargo Ángela no se dignó a decir ni una sola palabra más, ni en inglés ni en español.

Continuó con su danza hasta que Riker, exasperado, estuvo a punto de llamar a la señora que estaba en la concina antes de que llegara Ángela. Pero Ángela lo tomó del cuello de la camisa que vestía y lo miró sensualmente mientras le preguntó: ¿A dónde crees que vas, cariño? Los ojos de Riker se enfocaron en sus labios carnosos; los pasaba de sus labios a sus ojos, y en esos microsegundos en que sus ojos estuvieron sobre los de Ángela, ella pudo notar que él quería besarla, ansiaba tocar sus labios…

Ángela lo esquivó totalmente, caminando muy sexymente y exagerando un poco en el movimiento de sus caderas. Ya sabía lo que quería saber: Riker estaba perdidamente enamorado de ella y sí tenía una y mil oportunidades con él.
Ángela se sentó sobre una mesa de amasar—que luego tendría que lavar—y Riker la siguió como un perro sigue a su hembra cuando está ovulando. Riker apoyó sus manos a ambos lados de Ángela. Abrió la boca para decir algo pero no se le ocurrió nada para decirle a Ángela que viniera al caso. Entonces ella le dijo, mientras se limpiaba las uñas tratando de disminuir el interés verdadero que el comentario que iba a decir tenía por defecto:

—You know, Riker: My brother just licensed me to have a boyfriend.
—You need his permission for having a boyfriend?! —Dijo Riker casi riéndose.
—Yes, because he’s my older brother. He’s five years older than me.
—Oh!... so he rules you.

—Yeap, something like that. Es que, en realidad nosotros teníamos una extraña competencia, basada en que yo quería ser tía antes que madre y el aceptó lo contrario, ser tío antes que padre. Pero esta mañana me texteó y me dijo que renunciaba a la competencia porque era muy estúpida—Riker rio—Y porque se ha enamorado—Ángela hizo una pausa y notó que el arroz estaba a llama alta y se estaba quemando.

También recordó que Mirta le había pedido que no dejara quemar nada. De una vez se bajó de donde estaba sentada—la mesa de amasar—y quedó demasiado cerca de Riker, porque él no quiso hacerse a un lado. Riker tomó su cabeza y casi la besa, estuvo predispuesto para besarla, y ella también; también quería que sucediera. Pero el olor del arroz quemándose y el solo escarmiento de que la podían despedir, Ángela casi tira a Riker al suelo porque no había otra forma de apartarlo de su camino.

Ángela corrió a bajar la llama del arroz, lo volteó y le echó aceite para opacar el sabor a quemado. Luego picó los vegetales y los refrió para hacer otra clase de arroz. En fin, hizo el trabajo de cocinera por diez minutos mientras Riker la observaba pensativamente. Mirta entró luego de que Ángela terminara la faceta de “cocina en diez segundos”. Tan solo entró en la cocina, sin decir nada y se puso a cocinar. Riker y Ángela se quedaron observando a Mirta y su respuesta, más grosera que la de Riker, fue algo parecido a esto:

— ¿Y ustedes qué mirar? ¿Ya hicieron lo que tenían que hacer?—Ángela asintió con extrañezaTú—señalando a Ángela—mejor limpia esa mesa donde te sentaste. Y tú—señalando a Riker—Sal de mi cocina.

Riker no logró comprender lo que Mirta le estaba diciendo, pues apenas había terminado la primera clase de español y yo entendía lo que ella le decía; hasta que sacó la escoba y le dio tres nalgadas hasta que se fue de su cocina.
La escena fue muy cómica desde el punto de vista de Ángela, pero por poco casi le dan unas nalgadas a ella también. Ángela tomó un trapo y limpió la mesa de amasar.

Después de terminar las tareas que Mirta, la cocinera le asignó, Ángela salió por fin del restaurante y quiso dirigirse a su casa. Pero estaba desorientada, ni siquiera sabía dónde estaba Olivia.

Riker apareció justo detrás de ella como un verdadero zorro. La invitó a caminar por la acera junto a él, mientras conversaban. Pero lo más extraño y tácito de esta conversación era que los dos sabían cuál era el objetivo específico de todas esas palabras, pero se las dijeron el uno al otro por miedo a estar equivocados y que el otro pensara mal o se sintiera incómodo. Por esta razón, Riker comenzó:
¿Quién era aquella señora que estaba en la cocina antes de que llegaras; la que me dio tres nalgadas con la escoba?

MHhh, supongo que la cocinera, puesto que estaba en la cocina.
Y luego de largo rato de conversación sobe los diferentes empleados, Pablo y el jefe, Riker volvió al mismo tema que había dejado atrás: la pregunta que iba a hacerle a Ángela pero se acobardó, está vez lo intentó con más valentía que la última.

— ¿Oye, respecto a lo que pasó cuando te bajaste de la mesa y fuiste a encargarte de las labores de cocinera…?Ángela clavó su vista en él y le dejó que continuara hablando; aunque sea torpe su forma de expresarse en ese sentido.Quería decirte algo, y necesito que te detengas y me escuches atentamente.

Riker ya se había detenido y sólo estaba esperando que ella lo hiciera y se quedara a la misma altura que él. Cuando ya estuvieron mirándose de frente uno al otro, Riker comenzó a acariciar su cabello. Ángela se estremeció, se asustó al sentir las manos de Riker tocar su cabello, y pasar de él a sus mejillas.

“Shhhh, no tengas miedo; no te voy a hacer daño”, le susurró Riker.